Corazón sicario, de Gibrán Valle Alarcón
Alan Saint Martin
Disparar ya se me está volviendo adicción,
porque por un instante te sientes poderoso.
Gibrán Valle Alarcón
Uno de los géneros muy característicos de la literatura española durante el Siglo de Oro (finales del siglo XV a finales del siglo XVIII, aproximadamente) fue la novela picaresca. Dicha expresión literaria surgió sobre todo como una crítica social de España, por un lado, y por otro, por la proliferación de historias idealizadoras del Renacimiento: las epopeyas, las novelas de caballerías, entre otras. Algunos ejemplos conocidos son El lazarillo de Tormes, La vida del buscón Don Pablos de Francisco de Quevedo y, por supuesto, El Periquillo Sarniento de José Joaquín Fernández de Lizardi.
Las características de la picaresca van desde un personaje central, el pícaro, quien es de un estrato social bajo que, con astucia y engaño, logra salir adelante. A su vez, la historia es contada desde una primera persona donde pareciera que estuviéramos leyendo una autobiografía (desde el nacimiento hasta un hecho en el presente). Dentro de eta narración, el pícaro se dirige y habla con una persona quien funge como un espectador (“Vuestra Merced, en la mayoría de los casos). Se habla de un determinismo, donde busca siempre mejorar su vida pero es constante su fracaso. Por supuesto, como se trata de una crítica social se busca ridiculizar a los personajes; dentro de esta ridiculización la ironía y la sátira no deja de estar presente.
Con el paso del tiempo, la novela picaresca se fue diluyendo frente a otras expresiones literarias, aunque durante el neoclasicismo europeo se retomó para dar estructura a algunas obras.
Lo anterior viene a colación porque el premio de Novela Juvenil Universo de Letras 2016 Corazón sicario (Destino, 2016) de Gibrán Valle Alarcón es un ejemplo de la novela picaresca en la actualidad.
La historia versa sobre Víctor, el pícaro de la historia, quien cuenta su vida, desde que su padre fallece, sus tíos lo mandan a la calle, se vuelve monaguillo, luego santero y por último sicario de Sebastián, uno de los líderes del narcotráfico en la Ciudad de México.
Con una narrativa ágil y divertida, impregnada de mucha ironía y crítica a distintas instituciones con expresiones como Aunque Toluca se vista de ciudad, pueblo se queda o Ya comprobamos que para ser legislador mexicano el primer requisito es no tener cerebro ni sentido común. También, la doble vida de algunos sacerdotes como en el caso del padre Jeremías quien tiene una colección de películas pornográficas y le realiza varios favores religiosos a algunas devotas, así como el choque con otras religiones, las alusiones a Ecatepunk o MySpace, los lectores descubrirán que son cómplices de las andanzas de Víctor, porque serán quienes escuchen la historia que está contando; son las “Vuestras Mercedes” actuales, particularmente con los constantes ahorita les cuento.
El aspecto religioso es importante porque, en su momento, inclusión de diversos cultos por parte del autor en la historia, como lo son la santería con sus diversos remedios, la devoción a la Santa Muerte, el Palo Mayombe hasta la religión lucumí o yoruba y los orishas. Lo atractivo en este sentido es la duda que genera, ya que en algunos cultos puede decir algunos hechos, pero no dar detalles puntuales, como en el caso de El Rayamiento en el Palo Mayombe.
A pesar de ser una novela que trata los crímenes que comenten los sicarios y, en algunos casos se muestran, las venganzas por meterse con la familia y el peligro mismo, la idea central radica en tratar la vida alrededor del sicario, en este cao de Víctor, su extraña relación con Sebastián, las preocupaciones o los intereses de por medio.
Corazón sicario es una novela donde el personaje central poco a poco cae aún más de lo bajo que está. Los enredos en todas sus aventuras que la novela trascienda como una búsqueda personal de la aceptación, pertenecer a una familia aunque no sea sanguínea y terminar enamorándose de la persona menos pensada.
@AlanSaintMartin