Entrevista con Ingy Sedky/Vocera del Comité Internacional de la Cruz Roja

Gerardo Yong

Han pasado seis años desde esa ola de protestas que sacudieron al mundo islámico y que se le conoció como Primavera árabe. El resultado de este movimiento caracterizado por revuelta y revoluciones ocasionaron la caída de diferentes regímenes autoritarios como el de Túnez, con el que se dice que empezó un efecto dominó que alcanzó a más de veinte países, derrocando a gobiernos longevos como el caso de Hosni Mubarak, en Egipto y Muamar Kadhafi, en Libia. En otros, creando nuevas perspectivas de apertura política como el caso de Marruecos y Argelia y otros más abriendo protestas populares que tuvieron eco en el extranjero y en algunos casos desembocando en guerras civiles, este ha sido el caso de Siria.

El presidente Bashar al Asad, al frente de un gobierno de familia hegemónica, se rehusó a adoptar cambios políticos y en su lugar decidió enfrentar las protestas populares que exigían su dimisión a bala y sangre. La respuesta fue casi inmediata: se crearon bandos combatientes que se unificaron en causa bajo el membrete de Ejército Sirio Libre.

Con el apoyo de países aliados como Irán, Al Assad pudo prevalecer durante los dos primeros años del conflicto, en los que por veces parecía tambalearse. En agosto del 2013, el régimen sirio lanzó un ataque usando armas químicas contra la población de Guta, dejando un saldo de 282 personas muertas y más de 3 mil heridas. Este ha sido considerado como el más grave del siglo XXI y el segundo más mortífero desde la Segunda Guerra Mundial, sólo superado por el de Halabja, Irak que causó más de 5 mil muertes humanas.

La acción fue repudiada a nivel internacional y para evitar una intervención militar magna, Siria decidió entregar sus arsenales químicos en 2014. Para entonces, Damasco y Alepo, las principales ciudades del país, ya se encontraban bajo fuego. El terreno ya era propicio para que otras fuerzas beligerantes entrarán en acción en defensa de intereses diversos, lo que complicó aún más las cosas en la crisis siria, una de ellas fue la participación de las facciones yihadistas como Al Qaeda y el Estado Islámico, que buscaban más una revolución islamista que apoyar al ESL en su intento por formar un gobierno moderado.

De hecho, en 2014 era ya tan fuerte su presencia que el también llamado ISIS o Daesh decretó su califato entre el área de Irak y Siria. Las fuerzas kurdas también se integraron a la lucha en pos de un estado kurdo largamente prometido, pero nunca cumplido. Turquía, que también ha estado participando en la guerra, básicamente combatiendo a las huestes del Estado islámico, también ataca a las fuerzas kurdas para impedir cualquier reivindicación territorial para la creación de su propio estado.

El pasado 8 de abril, Siria bombardeó posiciones del Estado Islámico en la ciudad de Shayrat causando más de 80 muertos. Lo que sorprendió fue que se trató nuevamente de armas químicas.

Rusia, aliado incondicional de Siria, afirmó que el bombardeo fue contra un arsenal del Estado Islámico que contenía las armas tóxicas. Estados Unidos reaccionó con un ataque naval que destruyó la base aérea en la ciudad de Homs, señalada como la sede del programa de armamento químico sirio. A partir de entonces, la situación en el escenario bélico ha estado bañado de incertidumbre.

En entrevista con Siempre!, la vocera del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Siria, Ingy Sedky, destacó que las armas químicas están proscritas y que su uso es una grave falta a las leyes de la guerra actual, principalmente por los nocivos efectos colaterales que causan a la población civil.

Sedky, quien es de origen egipcio, reafirmó los objetivos del CICR por llevar alivio a las víctimas más vulnerables de esta guerra y hacer cumplir a cabalidad los compromisos internacionales dentro del marco del Derecho Humanitario Internacional.

 

La situación es retadora

¿Qué consideración le merecen al CICR los recientes ataques con armas químicas en el conflicto sirio?

En primer lugar tenemos que pasar un mensaje muy claro: las armas químicas están absolutamente prohibidas por el derecho internacional humanitario. Las continuas alegaciones sobre el uso de estas armas en Siria son realmente preocupantes.

Aprovechamos ahora, como lo hacemos regularmente, para recordar a las partes de este conflicto, que existe una prohibición absoluta para el uso de armas químicas en derecho internacional público. 192 Estados han ratificado la Convención de 1993 sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenaje y Uso de Armas Químicas y sobre su Destrucción. Considerando que esta prohibición nace del derecho consuetudinario es, por lo tanto, vinculante para todos los estados y todas las partes en un conflicto armado.

El reciente uso de armas químicas en Idlib es muy alarmante y el CICR se lo está tomando con mucha seriedad. En este momento, es un reto verificar las circunstancias en torno a este trágico incidente por la situación de seguridad actual y por el hecho de que no estamos en la zona.

Por este motivo, el CICR no está en posibilidad de obtener información de primera mano. Pese a ello, seguimos muy de cerca la situación a través de nuestra delegación en Damasco.

¿Qué estrategia espera el CICR poner en marcha para enfrentar esta situación, sobre todo, respecto a la cuestión humanitaria?

El CICR está en Siria ante una situación retadora y de una enorme complejidad que genera catastróficos niveles de sufrimiento para la gente. En primer lugar, el CICR seguirá interactuando con todas las partes en conflicto para poder continuar su trabajo humanitario y llevar alivio a las víctimas más vulnerables de esta guerra.

En segundo lugar, a través de su diálogo confidencial y sostenido con las partes del conflicto, el CICR hace recordatorios continuos sobre la obligación que tienen de evitar lo más que se pueda el sufrimiento a la población y daños a la infraestructura civiles. El personal médico y sus instalaciones deben ser respetados y las personas privadas de libertad deben ser tratadas con humanidad y respeto.

Hay un vínculo muy claro entre la falta de respeto a las leyes de la guerra por parte de los que pelean y el hecho de que la mitad de la población en Siria haya perdido sus hogares. El nivel de sufrimiento en este país es inimaginable y todas las partes necesitan hacer un esfuerzo para encontrar una solución.

¿Qué perspectivas ve el CICR de una posible resolución, de manera definitiva, del conflicto armado que se ha desatado en Siria en los últimos seis años?

Millones de sirios dentro y fuera de Siria sufren en condiciones difíciles de imaginar, frío, hambre, sed, enfermedades curables que se hacen graves y la muerte sin fin de seres queridos. La guerra ha destruido familias enteras o en el mejor de los casos las ha solamente separado. Enfrentamientos brutales e implacables han destruido ciudades enteras, causando muerte y desolación.

La magnitud de la crisis humanitaria en Siria supera la de todas en las que el CICR ha trabajado en los últimos quince años: once millones de personas, muchas de las cuales son menores de edad, han tenido que huir de sus hogares en busca de lugares más seguros o menos peligrosos. En el país hay 6.3 millones de desplazados internos, 5 millones de personas que viven en ciudades sitiadas o en zonas de difícil acceso. Además, existen 5 millones de refugiados viviendo por la mayor parte en países vecinos, como el Líbano que siendo tan pequeño, es donde —hoy día— un cuarto de la población es refugiada siria. El CICR necesita mantener un acceso regular, frecuente e incondicional a estas personas carentes de todo.

El conflicto sirio está entrando en su séptimo año y es considerado por muchos como la más grande y compleja crisis humanitaria en el mundo. Cada día, la brecha entre las necesidades de la gente y lo que las organizaciones humanitarias pueden cumplir se hace más ancha.

 

Respetar derecho internacional

Después del ataque lanzado por Estados Unidos contra una base aérea en Siria ¿estamos en este momento ante un conflicto armado internacional entre esos países?

De acuerdo con el derecho internacional humanitario, cualquier operación militar de un Estado en el territorio de otro sin el consentimiento del segundo puede considerarse un conflicto armado internacional. De acuerdo a la información disponible, la situación equivale a un conflicto armado internacional.

Sin embargo, hay algo mucho más importante en juego. Independientemente del tipo de conflicto que se esté llevando a cabo en Siria, internacional o no internacional, hay que tener presente que en este mismo momento, la población civil sigue sufriendo y pagando el precio más alto de este conflicto.

¿Estaríamos ante una agresión contra un Estado soberano, en términos de derecho internacional humanitario?

El recurso a la fuerza entre dos o más Estados está regulado por el derecho internacional público, en particular, por la Carta de las Naciones Unidas. Es el llamado jus ad bellum, esto es: el derecho a hacer la guerra o a iniciar hostilidades. Siendo una cuestión de derecho internacional público, el CICR no entra en discusión sobre la legalidad en torno al recurso del uso de la fuerza.

Al CICR lo que le interesa es que, una vez que estalla un conflicto por la razón que sea, las partes involucradas en él respeten el derecho internacional humanitario, el jus in bello, el derecho aplicable durante un conflicto. Este respeto se manifiesta entre otras cosas garantizando en todo momento la vida y la dignidad de las personas que no participan en las hostilidades, de aquellos que han dejado de combatir, garantizando el acceso a servicios médicos y de urgencia y evitando el daño innecesario a la infraestructura civil en particular aquella dedicada a dar servicios de salud y educación.


Situaciones absurdas

Entrevista con José Hamra Sasson/Analista en asuntos de Medio Oriente. Maestro en Ciencia Política por la Mc Gill University y Doctorante por el 17 Instituto de Estudios Críticos.

¿Cómo consideras la situación actual de Siria tras el bombardeo de EU?

Evidentemente aumentó la tensión entre dos de los principales actores globales involucrados de una u otra forma con la guerra en Siria.  En el fondo la situación no cambia mucho: el régimen de Assad, apoyado por Rusia e Irán, sigue bombardeando indiscriminadamente centros de población civil.  Las distintas facciones de la oposición armada siguen en pie de guerra. Unas contra el régimen, otras contra la concepción de Siria como Estado. Lo cierto es que las oposiciones celebraron el ataque, lo cual sólo hace más complejo un escenario sumamente complicado.  El bombardeó creó situaciones que incluso podríamos considerar como absurdas. Isis/Daesh está entre los que apoyaron el bombardeo.

Alianzas circunstanciales

Desde que asumió el poder, Trump afirmó que acabar con Daesh sería su prioridad, a tu parecer, ¿se está llevando a cabo esto?

Lo absurdo reside en que Trump fue elegido, entre otras cosas, porque prometió acabar con ISIS/Daesh. Hoy las circunstancias sobre este hecho en particular los pone sobre el mismo lado, luchando contra el régimen de Assad, pero con objetivos sumamente diferentes.  Lo cierto es que la guerra en Siria, que hoy en día es el escenario de muchos conflictos, crea alianzas circunstanciales que son reflejo de lo complicado por la cantidad y el alcance de la cantidad de actores que se han involucrado.

Me preocupan las inconsistencias de la política exterior en el gobierno de Trump. Además de la falta de experiencia y de la prácticamente desaparición de la Secretaría de Estado, lo que se percibe es que no existe un proyecto ni una visión de política exterior.  Parecería que la “Doctrina Trump” responde a su humor matutino y a lo que ve en los programas de la cadena Fox. En más de una ocasión durante su campaña rechazó involucrarse en el conflicto sirio, incluso atacando en ese sentido a Hillary Clinton. Los motivos que lo llevaron a ordenar el bombardeo aún no son del todo claros, pero algunos informes de prensa hablan de que tanto él como su hija Ivanka (que es su asesora en la Casa Blanca) se inquietaron por las imágenes de los civiles sirios muertos o afectados por las armas químicas utilizadas por el régimen.

Tragedia humanitaria

¿En qué situación quedan los organismos internacionales tras el bombardeo estadounidense?

El ataque demostró una vez más que las instancias internacionales están rebasadas, que los esfuerzos de la ONU y sus agencias son inútiles. No hay una solución clara para poner un alto a la guerra a corto o mediano plazo mientras las potencias globales y regionales sigan alentando la guerra. Lo único cierto es el grado de la tragedia humanitaria que no tiene fin y los crímenes de guerra que se cometen cotidianamente. Hoy hablamos de 6 millones 500 mil desplazados internos, y 5 millones de refugiados. Más de la mitad de la población siria de 2011 fuera de sus hogares. Casi 14 millones de sirios requieren ayuda humanitaria y, por supuesto, 500 mil sirios muertos…

Tensión Putin-Trump

¿Qué perspectivas puedes ver para el conflicto sirio tras las molestias de Rusia por el ataque contra Siria?

Me parece que el escenario descrito arriba se va a complicar aún más en caso de que se dé un enfriamiento en la relación Putin-Trump.  Acá estamos hablando de los intereses de dos personajes que se imponen a los intereses de los países a los que dicen representar.  A mí, en lo particular, aún no me queda claro el grado de distanciamiento y si incluso los ataques a las instalaciones militares del régimen sirio no fueron consensuados por ambas partes. No es momento de especular, pero sí de no descartar los escenarios posibles ante estas dos potencias nucleares bajo regímenes oligárquicos. Lo que sí me queda claro es que los términos de la reacción de Rusia confirman que Siria es considerado por Moscú como parte de su extensión territorial.

Derrocar a Al Assad no es la solución

En tu opinión, la salida de Bashar al Assad contribuiría a solucionar la crisis?

Hoy en día no. Hace cinco o seis años, cuando el conflicto en Siria todavía podía considerarse una guerra civil en la que sólo se exigía apertura política, la salida de Assad habría sido parte de la solución.  Hoy no haría diferencia alguna. Ya no sólo estamos hablando de la sobrevivencia del régimen, sino de un régimen que en caso de existir es porque está dentro de la burbuja rusa y de otros actores externos como Irán y Hezbolá.  La solución a la guerra hace mucho que ya no pasa por Damasco. Hablar del fin de la guerra implica imaginarse otra cosa que no es la Siria de 2011 y de una posible fragmentación de su territorio. Los intereses de los actores antes mencionados, junto con otros estatales como Turquía, los países europeos, Arabia Saudita, Qatar, Israel, y grupos no estatales (Al Qaeda, ISIS, la fuerzas kurdas, etc.) deben ponerse en juego. Lamentablemente lo que queda hasta el final para atender es la población civil siria y el impacto de esta guerra en sus vecinos inmediatos.

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