La celebración de Semana Santa en México está llena de contrastes. Mientras que algunos fieles católicos la reservan para, lo que designaría el ‘deber ser’, reflexionar y renovar votos, la mayoría se alista para irse a la playa, al balneario popular, o en el más improvisado de los casos, a la fuente pública para refrescar el cuerpo ante las abrasadoras temperaturas de Abril.

Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos y la visita de las Siete Casas, le sigue el lavatorio de pies, la Última Cena, la Pasión de Cristo, la traición de Judas… todas representaciones que son parte de la religión católica. Hoy en día “un Judas” es cualquier figura que represente descontento social; y para el ‘divertimento’ de algunos culmina su destino en una quemazón.

El viernes Santo, Jesucristo muere en cada una de las representaciones de “La Pasión”, como en las delegaciones Cuajimalpa o Iztapalapa, pero el viacrucis de los vacacionistas es otro: el de las largas filas para pagar el peaje en las casetas, o esas otras para acceder al cine, al restaurante, parque de diversiones o el zoológico, y así aprovechar las vacaciones de los niños; hay fila también en las casas de empeño.

Aunque no todo es viacrucis ni crucifixión… En estos días la ciudad se puede recorrer sin contratiempos viales o catastróficos embotellamientos. Los museos son casa abierta de aquellos que buscan la oferta cultural. O también se puede transitar la ciudad en bicicleta, alejándonos un poco de lo cotidianamente caótico. También es la semana para ir al Mercado de La Viga a escoger el mejor pescado y los camarones más grandes que se disfrutarán con la familia.

Los fotógrafos de la Agencia Cuartoscuro lejos de “guardarse” en estos días de reposo, esclarecieron con su mirada, una que se coló por la rendija de un instante, los contrastes de esta Semana de Pascua.

>>Texto y fotografías a través de la agencia Cuartoscuro<<