Entrevistas con Francisco Tortolero Cervantes/IIJ de la UNAM

Armando Reyes Vigueras @AReyesVigueras

En el artículo 89, fracción XVII de la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos está establecido que “en cualquier momento, (el presidente de la república podrá) optar por un gobierno de coalición con uno o varios de los partidos políticos representados en el Congreso de la Unión. El gobierno de coalición se regulará por el convenio y el programa respectivos, los cuales deberán ser aprobados por mayoría de los miembros presentes de la Cámara de Senadores. El convenio establecerá las causas de la disolución del gobierno de coalición”.

Dicha posibilidad ha quedado establecida para entrar en funcionamiento a partir de la administración federal que se elija en 2018, lo cual sienta un precedente importante en cuanto al sistema de gobierno que tendremos para el país. El debate acerca de si conviene o no esta propuesta, regresa a la agenda nacional por pronunciamientos acerca de la necesidad de instituir este sistema, como lo dicho la semana pasada por Manlio Fabio Beltrones, quien coincide con lo expresado en algunas columnas de opinión.

En contraste, el doctor en ciencia política por la Universidad de Paris, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídica de la UNAM, Francisco Tortolero Cervantes, se pregunta “¿es necesario un esquema de gobierno de coalición en un sistema presidencialista? La respuesta es no”.

En la plática con Siempre, Tortolero explicó que una circunstancia que hace atractiva es el escenario en el que un mandatario gane la elección con un apoyo ciudadano de 30% de los votos, lo que podría representar que la oposición echara abajo el programa de gobierno, por lo que se tendría que negociar espacios en el gabinete a cambio de apoyo legislativo.

“El esquema de gobierno de coalición que se aprobó en México, busca una eficiencia en el gobierno, pero es un esquema que corre el riesgo de que con mucha rapidez pierda legitimidad”, señaló Tortolero Cervantes.

Un ejemplo de lo que podría ocurrir si no se contemplan los riesgos que involucra una negociación de este tipo, es lo sucedido con el Pacto por México. De acuerdo con el investigador de la UNAM, “¿cuánto le duro la luna de miel al gobierno? Le duró en lo que llegaron informaciones adversas al presidente, como los escándalos de corrupción. La legitimidad comenzó a flaquear, la eficacia del gobierno parecía ir viento en popa. Tenemos una realidad en la que el discurso es uno de aparente armonía de todos los sectores, pero la verdadera no es esa, pues había muchos puntos controvertidos y en un año todo se vino abajo porque dejo de haber una forma de controlar la legitimidad de los actos del ejecutivo”.

Entre las anomalías que Francisco Tortolero ha encontrado en el esquema aprobado, tenemos que la Constitución prevé que se realice con la Cámara de Senadores, no con la de Diputados, aún y cuando esta última es la encargada de revisar y aprobar el presupuesto. “Una parte de los senadores son elegidos mediante una lista, son impuestos por los líderes partidistas nacionales”, explicó, para agregar que además de que en las condiciones actuales no hay una representación territorial.

Nuestro entrevistado comentó además que los resultados de las elecciones y su impacto en la conformación del Congreso, provocan que quien gane la presidencia obtenga un porcentaje cercano al 40% en el Senado, pero una cifra distinta en la Cámara de Diputados, lo que obliga a que la negociación para obtener una mayoría requerida en el pacto de coalición hará complicado llegar a puntos específicos.

Asimismo, la duración en el encargo de los legisladores y centrar el acuerdo a los senadores que están 6 años en el puesto, no permite a los electores evaluar los resultados de la coalición y protestar, si fuera el caso, en las urnas.

Legitimidad y eficacia

Si bien un gobierno de coalición se ve afectado por temas como la legitimidad y la eficacia de sus acciones, explica Tortolero Cervantes, hay aspectos a considerar como la disciplina partidista, la falta de mecanismos para obligar al gobierno a corregir algunos temas del programa de gobierno en el que haya discrepancias, pues no existe –como en los sistemas parlamentarios– la moción de censura, o la disolución del Legislativo por parte del Poder Ejecutivo, por ejemplo, así como la posibilidad de una nueva elección derivado de lo anterior.

“Suena muy complicado y sí lo es, pues es un sistema que no conocemos y ninguno de los mecanismos mencionados están siendo considerados. ¿Cuáles son los riesgos? A quién van a afectar más es a la oposición, sea quien sea el presidente”, comentó Tortolero, quien continúo afirmando que los partidos pequeños van a ser los más beneficiados, pues podrán negociar posiciones en el gabinete, en el contexto de que con ellos se puede alcanzar el 50% más uno.

Asimismo, existe la posibilidad de que surjan incentivos para que el apoyo legislativo se dé a cambio de algo –recursos o apoyos, incluso que puedan ser para otros fines–, lo cual pervertiría esta figura.

Adicionalmente, la propuesta de contar con una ley reglamentaria, de acuerdo con el investigador universitario, no sería conveniente porque representaría una camisa de fuerza a la negociación, además de que no contempla plazos por lo que el titular del ejecutivo puede disolver el acuerdo en cualquier momento, no corrige el tema de que es el Senado el que se integra a la coalición, dejando fuera a los diputados, entre otros temas.

“Veo un riesgo inminente de quienes van a firmar los pactos de coalición, van a tener incentivos para chantajear permanentemente al gobierno”, para obtener algún tipo de beneficios, “no es una buena noticia que el presidente pueda negociar abiertamente, sin ninguna restricción”, concluyó Francisco Tortolero.

Francisco Tortolero.

Gobiernos de coalición o ruta de colisión: Beltrones

El pasado 19 de abril, en un foro organizado por la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, Manlio Fabio Beltrones delineó lo que debe ser un gobierno de coalición, ante una realidad que –explicó– se va a hacer presente en el 2018: el triunfo de un candidato con el 30% de los votos en una competencia electoral muy reñida.

De acuerdo con el exlegislador, el contexto que se aprecia en México en estos momentos, y que explica la necesidad de un gobierno de coalición, se caracteriza por:

– El sistema presidencial o régimen político está agotado.

– La legitimidad del gobierno no necesariamente proviene de las urnas, sino de su ejercicio.

– Es necesario ampliar la base de apoyo del gobernante en turno.

– La caída en lo que es el apoyo electoral de cada uno de los presidentes es evidente.

– Las ratificaciones de los miembros del gabinete son importantísimas para darle calidad a los gobiernos.

Manlio Fabio Beltrones Rivera.

“Por eso considero enormemente saludable que la ruta de la construcción de un régimen político viable con gobernabilidad democrática el Constituyente en la Ciudad de México haya resuelto al igual que el Constituyente General el hacer gobiernos de coalición de carácter opcional”, señaló al respecto Beltrones Rivera.

Uno de los puntos centrales de su exposición, giró en torno a la necesidad de construir un nuevo régimen político, para que “evite la colisión a la que vamos y yo creo que es o gobiernos de coalición o ruta de colisión y esa ruta de colisión la tenemos enfrente. La tenemos en el 2018”, advirtió el también exgobernador de Sonora.

De igual manera, puntualizó que la Ley Reglamentaria debe ser sencilla y contemplando con precisión temas como la ratificación de los miembros del gabinete para evitar cuotas que resten profesionalismo a la administración pública.

“Hablamos de dos cosas, gobierno de coalición para gobernabilidad democrática; ratificaciones para asegurarnos de la calidad y el conocimiento de quienes integren el gobierno. Nunca más una escuela de aprendices”, recomendó el exdirigente priísta.

De igual manera, Beltrones Rivera señaló que el objetivo es contar con órganos que desempeñen su tarea adecuadamente. “Si se llega al gobierno es para poder hacer funcionar el gobierno, no para llegar a aprender a gobernar”.

Manlio Fabio Beltrones concluyó su participación preguntando “¿Gobernabilidad democrática, estabilidad para qué?”, a lo que respondió, “para poder regresar a la ruta de un mayor crecimiento económico como una mejor distribución del ingreso para acabar con la desigualdad y luchar en contra de la pobreza”.

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