FOTOTECA NACIONAL 40 AÑOS

Norma Salazar

La fotografía es un habilidad de escribir, diseñar un fotógrafo o fotógrafa al realizar su labor paraliza un tiempo, crea y divulga una imagen, es decir, una escritura de expresión-fotográfica, una manifestación plástica donde en cada cuadro trae consigo la carga de influencia socioeconómica, político, histórico, cultural y religioso. Imágenes en el tiempo Fototeca Nacional 40 años es un gallardo libro. Tiene como propósito a gran escala expresar las etapas de la vasta producción fotográfica mexicana, es precisar los cánones que designaron a un espacio artístico en el transcurrir del tiempo bajo rubros del urbanismo y el indigenismo, recorriendo una travesía por un grande, la fotografía Manuel Álvarez Bravo evocando su poesía visual tan enfática como en el recorrido de Nacho López. La presentación de este libro lo definió exactamente el Secretario de Cultura Rafael Tovar y de Teresa en su momento: “En México la fotografía es un referente de identidad. Las imágenes de los fotógrafos nacionales y extranjeros que se conservan en nuestros archivos y bibliotecas son parte de nuestra riqueza cultural y del imaginario colectivo de los mexicanos. Desde su llegada al país, durante la segunda mitad del siglo XIX, la fotografía ha dejado huella en la forma de una gran diversidad de registros históricos relacionados con sus distintas prácticas sociales. Aquellos documentos visuales representan hoy el legado de infinidad de autores que hicieron de nuestro territorio el objetivo de sus creaciones y de su testimonio”.

Fotografías que notifican descriptivamente un acontecer cotidiano y que dejan de ser comunes imágenes sino todo lo contrario en un hecho trascendente, oportuno por su captor a través de su lente, es una huella indicadora de cierto lugar provinciano o citadino, ha pasado a la historia. Escribe la investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia en la Dirección de Estudios Históricos, Rosa Casanova. “Al otro lado del espejo”: “El ámbito del recuerdo nos inserta en la subjetividad del individuo, su realidad física y sus fantasías: los ritos y ceremonias familiares, las escenas banales en comidas, excursiones, fiestas…; con ellas se conforma el repertorio de rostros que son extensión de nuestra propia individualidad integrada al núcleo de familia y amistades, aun de aquellos que no conocimos. El recuerdo en este sentido se relaciona con la experiencia personal y el deseo de conservar un objeto (una fotografía en este caso) para rememorar a una persona o una circunstancia. Somos entonces el eje del que emana y llega este cúmulo de retratos; somos los dadores de sentido como usuarios del acervo institucional”.

El artista focaliza activamente un momento auténtico de manera subconsciente o consciente atribuye una evidencia de aquel tiempo que ha coexistido sea un acontecer habitual familiar, político, social, religioso…; está salvaguardando una imagen, claro, ejemplo podemos ver en los archivos fotográficos de la época Imperial de Maximiliano y Carlota entre los años 1863-1866 del Porfiriato, un periodo muy destacable, él mismo contrató fotógrafos extranjeros de cuyos nombres destacan el fotógrafo francés Alfred Saint-Ange Briquet, los estadunidenses Charles B. Waite, Winfield Scott y William Henry Jackson. Sus fotografías exponían las construcciones del ferrocarril, puertos, haciendas, reconocimientos de zonas geográficas, por otro lado la temática en arquitectura acertadamente en Guillermo Kahlo y Hugo Brehme, materia de la acuarela, dos destacados representantes que matizaron un aspecto placentero y excelente calidad.

Arquitectura y urbanismo. Exponen en este capítulo la historiadora y museóloga Martha Julieta García García y el arquitecto Arturo Balandrano Campos puntualizan: “La arquitectura efímera creada para un tiempo determinado, por lo general corto, como la participación de México en los pabellones internacionales como la de París o Sevilla, son la expresión arquitectónica de la conceptualización nacionalista; una mirada al pasado idealizado o romántico con licencias estéticas e historicistas, que reflejan la postura de los gobiernos en turno respecto a sus valores patrimoniales e históricos”.

La huella de Agustín y Miguel Casasola, los fundadores, gracias a sus fotos de la Revolución Mexicana nace el primer talante del fotorreportaje, el Archivo Casasola está dividido por temas donde podemos ver una sección de la historia de la fotografía en México realzando imágenes de Emiliano Zapata en la victoria, un héroe revolucionario hasta el momento trágico de su expiración; la gente del pueblo, artesanos, obreros, destacadas figuras en los ámbitos del teatro, radio, la sociedad y la vida posrevolucionaria, etcétera.

A partir de 1976 el Fondo Casasola está atesorado en un antiguo convento franciscano (centro cultural) de Pachuca, Hidalgo, cede actual resguarda en salas especiales el bucólico acervo, con personal competente y especializado en materiales de películas positivas y negativas, diversos formatos y soportes fotográficos de la Fototeca Nacional, Instituto Nacional de Antropología e Historia, es aquí donde se abriga el patrimonio fotográfico Archivo Casasola.

Imágenes en el Tiempo Fototeca Nacional 40 años es un libro que no sería posible sin un destacado equipo de investigadores por su ardua selección y, por supuesto, ser afectuosos de la fotografía, que sienten respeto por esta disciplina tan humana y de labor social, todo ello conjuntamente es de gran admiración a la fotógrafa, editora de libros de arte, además de ser la editora iconográfica de este majestuoso libro que nos ocupa Susana Casarin Pliego, egresada de la carrera de Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana campus Xochimilco. ¡Enhorabuena!

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