A 40 años de su fallecimiento

Óscar Wong

Sentencia Elliot que abril es el mes más cruel del año, acaso porque en las sombras, ciertamente, crecen semillas de quebranto. Y no obstante, cuando el rayo de luz abate las inundaciones durante el equinoccio, cuando los días se hacen más largos que las noches y el sol llega a la virilidad, deslumbrante el mundo asoma. Aunque también constituye una fecha luctuosa: José Revueltas falleció el 14 de abril de 1976 en la Ciudad de México. Para la cultura mexicana, otro momento paradigmático es, sin lugar a dudas, el 20 de noviembre, puesto que se conmemora el natalicio de este escritor extraordinario en más de un sentido y que, además, ha conseguido ser, ahora, objeto de culto, más cerca del mito que de su propio entorno.

Como observador de la realidad, Revueltas constituye un caso muy singular, sobre todo porque crea un universo narrativo donde las relaciones humanas universales; los conflictos y contradicciones son aprehendidos en esta dimensión pasional que devasta al lector, en virtud del profundo entorno que plantea en su obra literaria. Lenguaje, imaginación y técnica, generan sus virtudes estilísticas, creando una ficción convincente y, sobre todo, perturbadora. En “Dios en la tierra”, por ejemplo, el uso metonímico es inapreciable. Un largo párrafo inicial, donde se insinúa el tema central: el odio vuelto piedra, la cerrazón como lápida insensible, el anatema religioso, determinan un odio petrificado, incluso divino, gestado por el Dios terrible del Antiguo Testamento. El tono bíblico lo consigue con el recurso del polisíndeton —uso repetido de la copulativa “y”— así como el paralelismo de la poesía hebrea: frases como “de piedra ardiendo” generan un efecto brutal, demoledor, incluso cinemático.

La imaginación y el tratamiento literario —planos narrativos tempoespaciales, descripciones, diálogos y, sobre todo, la imagen dinámica— son indispensables para conseguir ser un ejemplo de forma (después de todo, y simplificando, la literatura es forma, es justamente la manera en que el escritor selecciona sus términos y los estructura para obtener un resultado estético). Y esto es evidente en Revueltas.

Controvertible por sus actitudes políticas —fue cuestionado, y expulsado, por el Partido Comunista Mexicano—, magistral por sus virtudes estilísticas narrativas y, además, reflexivo pensador sobre el arte, José Revueltas (Durango, 20 de noviembre de 1914 – Ciudad de México, 14 de abril de 1976) reflejó a lo largo de su obra literaria un entorno sórdido, terriblemente crítico y perturbador.

Las expresiones críticas sobre su obra no son novedosas. Ya en 1988, en Comitán de Domínguez, Chiapas, el gobernador Absalón Castellanos Domínguez, ordenó la realización de una serie de mesas redondas bajo el rubro de La novela política ¿Expresión de la realidad social?, donde escritores y literatos mexicanos y extranjeros de renombre analizaron la obra del autor de “El luto humano”. En ese evento, el narrador colombiano Marco Tulio Aguilera Garramuño determinó que los personajes de Revueltas nunca parten de esa “irracional, inexplicable instancia espiritual”, sino de eso que llamamos “la realidad”, con “el placer delirante y paranoide de reconstruir en el papel un mundo que es modelo de otro mundo que no siempre da cuenta fiel de lo ‘real objetivo’, (para) llegar a crear auténticas obras de arte, que construyen mundos paralelos que enriquecen los ya vigentes” (Cf. “La imaginación puede ser una vía de compromiso del escritor”).

Por su parte, Evodio Escalante expuso que la figura de Revueltas es paradigmática puesto que radicaliza sus críticas al aparato político de su partido (el comunista) y, desde la perspectiva literaria procura esfuminar “la instancia del narrador individual y acceder a lo que podría ser un narrador colectivo que habla en nombre de la comunidad, de un nosotros histórico que está a punto de volverse factible”.

Escalante precisa que El luto humano cierra con un golpe estremecedor el ciclo de la “novela de la Revolución”; aunque también “logró establecer en Los días terrenales un difícil equilibrio entre la indignación en los ámbitos de lo real y las disquisiciones filosóficas, entre la denuncia de la miseria humana y la reflexión abarcadora acerca del destino del hombre. Novela política, acerba crítica del marxismo desde la posición de un marxismo que intenta superar toda concepción escolástica, Revueltas consigue introducir dentro de la trama sus preocupaciones artísticas.

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