Entrevista a Elio Masferrer Kan / Presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones

 

Prohibida hacia finales del siglo XVIII por ser considerada una fiesta hereje, la Semana Santa o Semana Mayor es la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

Desde la época virreinal, en México las celebraciones varían de acuerdo a las costumbres de cada región, con ciertos aspectos generales que son similares en todo el país. En algunos lugares las tradiciones de Semana Santa son especialmente coloridas y espectaculares, tanto por el fervor con que las realiza la gente como por los elementos folclóricos que las adornan.

Sin embargo, al hablar hoy de la Semana Santa, se debe recordar que México no sólo es un país pluricultural y plurilingüe, sino también una nación plurirreligiosa, donde existe actualmente una diversidad de formas de ver y percibir la Semana Santa, indicó en entrevista a Siempre! el doctor Elio Masferrer Kan, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones.

Asegura Masferrer que las necesidades del ser humano han hecho de esa pluralidad religiosa una caída de esa efervescencia de religiosidad católica, ya que la Semana Santa, para muchos, se ha convertido simplemente en una buena excusa para descansar y divertirse.

-¿Cómo perciben los mexicanos la Semana Santa, cuando hoy se vive una crisis en religiones como la católica?

México es un país pluricultural y plurirreligioso. Justamente acabo de dar una clase —invitamos a una colega que se dedica a estudiar población afromexicana— y lo que desconcertaba a algunos de los estudiantes era que en México no sólo hay gente de origen europeo, de origen indígena, amerindios, sino también de origen africano y que es parte de nuestra historia. Pero ya en materia religiosa México es un país cristiano pero no tan católico, no podemos pensar a México como un país exclusivo de los católicos, México es un país plurirreligioso.

Muchos católicos, pocos practicantes

Hace un par de días leí una declaración muy interesante de Carlos Aguilar Retes, el arzobispo de Tlalnepantla, que fue presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, y decía que iba a hacer un plan de trabajo, porque en su arquidiócesis había un millón 900 mil católicos, pero sólo 400 mil eran practicantes; reconocía que el 80 por ciento de su feligresía no participa en las actividades de la Iglesia, pero el trabajo lo piensa hacer con 300 sacerdotes; saque cuentas, le da un sacerdote por cada mil 300 católicos, en realidad no tiene personal. Claro, el nuevo papa Francisco, Mario Bergoglio, dice que hay muchos obispos de aeropuerto, en términos mexicanos, dice que hay muchos obispos aviadores, que están dedicados a ir con los poderosos, pero hay que hacer trabajo de base. También critica la clericalización de la Iglesia y le dice a los sacerdotes que hay que poner a trabajar a los laicos, hay que jalarlos, y eso me parece muy interesante.

En sentido estricto, en muchos casos, la Iglesia católica le reclama a los feligreses que están en otra cosa y no en la religión, cuando habría que ver si no son ellos quienes dejaron de atenderlos y éstos se fueron a su casa o atendieron otras propuestas religiosas que también asumen a Cristo como su salvador. Para incrementar la confusión, la Iglesia católica vive movilizándose contra la interrupción legal del embarazo, el aborto, y los obispos nos dicen que en Cuaresma van a perdonar a todas las mujeres que se presenten a pedir perdón por haber abortado y no hay que hacer un proceso más complicado, sino que el sacerdote, en caliente, pueda dar la absolución.

Al mismo tiempo, tratan de que haya reformas constitucionales en muchos estados o que se penalice el aborto en diferentes estados y hablan del Distrito Federal como si fuera la ciudad del pecado.

Debemos entender que en un país plural como México hay muchas formas de percibir la Semana Santa, es interesante que el Papa dice que hay que cambiar los modos de ser de la Iglesia católica y regaña a su grey porque no hacen el trabajo, el asunto es más complejo.

Los mexicanos han diversificado cómo celebrar; por ejemplo, los evangélicos celebran el Sábado de Gloria, hacen un festejo muy importante en el Zócalo de la Ciudad de México, hacen una marcha el sábado, se van caminando y celebran hasta el día siguiente. En tanto, la Semana Santa en Iztapalapa se ve de una forma bastante tradicional, donde hay mucha gente. Pero también hay otra realidad, y es que en muchos casos, la Semana Santa es vista no tanto como una fiesta religiosa sino como una buena excusa para viajar, descansar y divertirse.

Por ello, el panorama es de muchos creyentes, pero que en muchos casos no le creen a la institución, éste es el problema, ¿por qué no le creen a la institución? Por muchas razones que son públicas y notorias.

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¿Cuáles son las razones por las que hoy los feligreses no persisten en su acercamiento a tradiciones como la Semana Santa?

Las tradiciones se mantienen, no estoy de acuerdo en que la gente abandone la tradición de celebrar la Semana Santa, siento que la gente sigue siendo religiosa, sigue siendo creyente, sin embargo la polémica o lo que nosotros como antropólogos estamos tratando de entender y de comunicar a la sociedad por medio de nuestro trabajo, es entender “en qué creen los que creen”, y los que creen, que son probablemente el 90 por ciento de la población del país, siguen creyendo, pero hay cambios culturales profundos en la sociedad mexicana.

La gente sigue creyendo en la Semana Santa, pero no está dispuesta a seguir realizando actividades que le generen problemas, por ejemplo, en lo económico, haciendo un gasto tan impresionante en dinero. Yo trabajé en una comunidad que son totonacos de la sierra norte de Puebla, el traje para las fiestas salía carísimo, porque muchos productos eran importados, se cotizaban en euros, imagínese traer plumas de la Republica Checa, cuánto salía eso, por lo que decidieron hacer un cambio en todo el ritual, siguen practicando la Semana Santa pero con cambios y con elementos según sus posibilidades; ahora puede parecer extraña su vestimenta, pero es la forma en que ellos expresan su creencia, entonces hay que entender y respetar esa forma de creer.

Incluso la Semana Santa en Iztapalapa, según lo apuntan muchas personas, es subvencionada por la delegación, habrá que ver hasta qué punto es correcto que se realice este tipo de eventos con el dinero de los contribuyentes, donde hay personas que no son creyentes. De hecho acabamos de aprobar una tesis de doctorado sobre la Semana Santa en Iztapalapa, donde uno de los estudiantes encontró que hay católicos en Iztapalapa que no celebran, que no van a celebración central de los ocho barrios, porque no están de acuerdo con el concepto, dicen que es algo teatral, que ellos van a celebrar la Semana Santa de una forma más modesta, con menos ruido, con menos exhibición.

Por otro lado, hay otros que se han ido a otra propuesta religiosa con otros criterios de práctica, pero eso no quiere decir que no crean, el asunto está en comprender el incremento de la pluralidad religiosa.

-¿Cuál es la importancia de la Semana Santa?

Para nosotros como antropólogos es muy importante, porque el problema es cómo los miembros de un grupo religioso ratifican el pacto social que tienen con su grupo religioso, es un indicador. Por ejemplo, de alguna manera la Semana Santa en Iztapalapa se ha configurado como la fiesta patronal de la ciudad de México o el área metropolitana de la ciudad de México, no hay una fiesta patronal en la ciudad de México, en todas las otras localidades de la República Mexicana hay un día de la fiesta patronal, la ciudad de México no tiene, entonces la Semana Santa cubre esa fiesta.

Ésta es nuestra hipótesis de trabajo, pero esto no quiere decir que todos los católicos estén de acuerdo con esa forma de celebrar la Semana Santa, ni los evangélicos que también creen en Cristo celebren la Semana Santa de esta manera; hay otras maneras, entonces es un indicador para ver cuánta gente junta cada quien en su forma peculiar de celebrar la Semana Santa, ahí es donde podemos medir realmente cuántos hay de un lado y cuántos hay en el otro.

Todo este asunto a los antropólogos nos parece muy interesante, pero también es un desafío para los ministros de culto, realmente cuánta gente esté en condiciones de jalar, cuántos van a su templo, cuántos van los domingos a misa, cuántos dices tú que tienes. Entonces, me parece que la forma en que se celebra la Semana Santa —estoy hablando como etnólogo— expresa la visión del mundo de una comunidad concreta; reitero, no es que se pierdan las tradiciones, cambian las tradiciones, van a otra cosa.

-El hecho de contar con un Papa distinto en su manejo como jerarca, ¿de qué manera refresca la visión humanista de Jesús?

Con esa intención pusieron al papa Francisco Bergoglio, un jesuita, para transformar con una nueva visión la Iglesia católica, porque el señor llegó golpeando puertas, hablando fuerte a su propio personal, e incluso la última encíclica que sacó es un llamado de atención muy fuerte, diciendo que tienen que estar con los pobres, no con los poderosos.

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