A los ciudadanos de a pie
José Fonseca
En política para como en las matemáticas, todo lo que no es totalmente correcto, está mal. Edward Kennedy
Faltan nueve semanas para la elección de gobernador del Estado de México y poco más de quince meses para la elección presidencial, y los actores políticos, de todos los colores y todos los partidos cumplen fielmente con el principio de Bismarck: “nunca se miente tanto como después de una cacería o durante las elecciones”.
Claro, hay maneras elegantes de hacerlo, pero tal parece que, por ahora, la elegancia no se les ha dado a los principales protagonistas de los acontecimientos políticos de esta semana.
Sobre todo, porque los actuales son tiempos de especulaciones, de “hipótesis de trabajo”, las cuales en algunos casos han llegado a convertirse, según quien las lea, en aventuradas predicciones sobre los resultados electorales que luego, por no dar su brazo a torcer, los autores van adicionando con más especulaciones.
Y, la verdad sea dicha, a los ciudadanos de a pie nos traen como loros a toallazos, pues de cada acontecimiento cada quien tiene una conclusión distinta a la del vecino.
Cada partido empieza a construir su propia narrativa, cada uno marca su ruta para alcanzar el triunfo. Y ha llegado la hora de las descalificaciones, de las acusaciones, sobre todo de las acusaciones no probadas. Y tampoco es que los acusadores tengan mucho interés de probar.
Mediáticamente no se cuestionan las afirmaciones de políticos y partidos, simplemente se publican o se transmiten. Ya se encargarán los adversarios de aclararlas o de refutarlas.
Hubo un tiempo que al periodista nos avergonzaba que alguien calificara de falsa una nota informativa que publicábamos. Los actuales son tiempos que mediáticamente muchos no creemos tener la responsabilidad de verificar la veracidad de las informaciones.
Por eso, a veces, sólo se atiza el fuego de la indignación. Olvidamos que las palabras pueden ser más mortales que las balas.
Tal actitud, dicen algunos, denota falta de rigor profesional, el rigor que obliga a no publicar nada que no haya sido verificado. Es posible, pero también es posible que se trate simplemente de un fuerte ataque de flojera.