La guerra de Siria ha sido considerada como la más mortífera en la historia de la humanidad. Empezó como un levantamiento contra el régimen de Bashar al Assad  y en menos de cinco años se ha convertido en un frente sangriento. A lo largo de este periodo, se han registrado varios ataques con armamento proscrito como el cloro y el gas mostaza, este último fue usado por el Estado Islámico (ISIS) en septiembre del 2016, mientras que Siria lanzó tres ataques con bombas de cloro, uno en 2013; otro en 2015 y uno más en 2016. Este martes, el ejército sirio bombardeó posiciones del grupo yihadista en Jan Seijun, causando la muerte de al menos 72 personas, entre ellas 20 niños.

La situación ha conmovido a la comunidad internacional por las numerosas fotografías que se han difundido a través de redes sociales donde se puede ver a los cadáveres con síntomas de exposición a sustancias tóxicas como dificultad para respirar, temblores, perdida de la consciencia, sudación y asfixia; un hecho que fue denunciado tanto el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos y los Cascos Blancos, organización de paramédicos de rescate de civiles.

En un intento por defender a Bashar al Assad, el Ministerio de Defensa ruso afirmó que la fuerza aérea siria había atacado un arsenal yihadista que contenía armas químicas. Asimismo, dejó entrever que el bombardeo impactó en un taller de fabricación de bombas con sustancias tóxicas que pertenecía a los combatientes extremistas.

Este miércoles, Estados Unidos reprendió al presidente Bashar al Assad de lo que calificó como un “acto odioso perpetrado en Siria contra personas inocentes, incluyendo mujeres y niños, reprensible y que no puede ser ignorado por el mundo civilizado”.

Sólo para que lo sepan: En 2013, Damasco usó armas químicas en un ataque que dejó más de mil 400 personas muertas. La comunidad internacional condenó la acción y la obligó a entregar sus armamentos tóxicos. En 2014, Siria entregó mil 300 toneladas de material militar tóxico, entre estos gas sarín, mostaza y el agente nervioso VX, mismos que fueron destruidos por la coalición internacional. Aunque Moscú ha evidenciado que las armas químicas destruidas en el bombardeo pertenecían a los rebeldes, en realidad ha abierto una nueva línea de investigación para determinar si la presencia de esos tóxicos precede de los arsenales sirios. En todo caso, se sospecha ahora que Siria no haya entregado la totalidad de su arsenal químico, lo cual ha puesto el conflicto en una nueva disyuntiva.

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