Entre el cinismo y la impunidad

Yazmín Alessandrini

En México, cuando los políticos son sorprendidos, ya sea por los medios de comunicación o por la opinión pública (los ciudadanos, pues) en algún acto de corrupción o deshonestidad, a la gran mayoría les basta con pararse frente a las cámaras, los micrófonos y las grabadoras, poner su carita de yo no fui y deslindarse categóricamente de cualquier señalamiento que se les realice para que, como por arte de magia, ellos crean que todo ha quedado solucionado y que no pasa nada, porque ellos son puros y santos.

Otros más, cuando están bajo situaciones de apremio, gustan de practicar el deleznable deporte de aventar la piedra y esconder la mano, disciplina que si fuera incluida en el programa oficial de los Juegos Olímpicos estoy segura de que nos apoderaríamos de todas las medallas de oro. Y así, entre el cinismo y la impunidad, nuestros ilustrísimos políticos groseramente se cubren las espaldas y sexenio tras sexenio, cual alegres chapulines, viviendo del erario como diputados, senadores, delegados políticos (en el caso de la Ciudad de México), gobernadores, secretarios de Estado y aspirantes a cargos de elección popular que, aunque no ganen el día de la votación, se marchan a sus lujosas casas forrados de billetes mientras son llamados a una nueva misión política.

Por lo anterior, resulta verdaderamente indignante e insultante que, muy quitada de la pena, la señora Josefina Vázquez Mota, ahora candidata por el PAN a la gubernatura del Estado de México (¿alguna vez se habrá parado en el municipio de Tejupilco o sabrá dónde queda Luvianos?), responda, ante una seria investigación periodística realizada por un diario de circulación nacional en la que se liga con pelos y señales que su padre y sus seis hermanos están involucrados con la creación y operación de varias empresas fantasma que movieron más de 400 millones de pesos de manera ilegal, lo que en la jerga jurídica se conoce como lavado de dinero, que ella no sabe al respecto y que se deslinda categórica y tajantemente de los menjurjes hechos por su parentela y que (¡pobrecita ella!) solo está siendo víctima de los embates de sus adversarios políticos porque dizque está encabezando las encuestas de cara a los comicios del próximo 4 de junio en el Edomex. ¡Sí, cómo no!

Sin embargo, el comportamiento de la señora Vázquez Mota de siempre presentarse ante los medios de comunicación como una mujer de “manos limpias” es endémico de muchos panistas cuya cuestionable praxis en distintos puestos públicos los ubica como entes de doble, triple y hasta cuádruple moral, porque si bien en su discurso juran y perjuran que ellos son los únicos paladines de la democracia con los que contamos los mexicanos, la realidad es que desde que llegaron a Los Pinos, en 2000 con Vicente Fox y posteriormente en 2006 con Felipe Calderón, mostraron su verdadera personalidad, superando en mañas y artimañas a quienes, según ellos, no merecen estar en el poder porque mienten, engañan y roban al pueblo.

Al calor del proselitismo obviamente aumentarán de tono los señalamientos y las descalificaciones entre los protagonistas de la contienda electoral, no solo en el Estado de xico, sino en Coahuila, Nayarit y Veracruz también.

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