Barrales y Anaya

Alfredo Ríos Camarena

La descomposición de los partidos políticos en el mundo es tan grande y tan grave que los ha hecho perder su supuesta esencia democrática y sus principios doctrinarios; el objetivo que ha trazado la ruta de la partidocracia se centra en un solo y único objetivo: el poder por el poder mismo.

El fenómeno se ha traducido en el triunfo de candidatos como Macron en Francia, que transitan de un campo ideológico a otro, sin ningún pudor.

En México, las llamadas alianzas contra-natura, aun cuando han tenido éxitos electorales en distintas entidades, son francamente absurdas, inaceptables e incoherentes; por eso, sorprende la presentación pública de los presidentes del PAN, Ricardo Anaya, y la del PRD, Alejandra Barrales, aun cuando existe una situación perfectamente clara de que Anaya pretende aparecer —y quizá lo logre— en la boleta presidencial y Barrales aspira a dirigir los destinos de la Ciudad de México. Por eso, esta presentación de ambos personajes fue repudiada por los propios militantes de sus partidos y muchos de sus cuadros dirigentes.

Es absurdo que mientras en el Estado de México se están disputando el poder político arrojándose —como todos los candidatos y partidos— lodo unos a otros, a unos días de la elección, propongan esta absurda propuesta.

Claro que también se puede decir que en Nayarit van juntos, como ya lo han hecho también anteriormente, pero no es lo mismo la presidencia de la república que las gubernaturas.

El aceite y el agua no se pueden revolver y las propuestas de políticas públicas —económica, social e ideología— son diametralmente opuestas. Quieren sacar adelante sus muy personales ambiciones, enfrentando, no al PRI —al que apoyaron ambos partidos en el Pacto por México en este mismo gobierno al que hoy repudian— sino a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y a su partido Morena.

A la parte aliancista del PRD le preocupa su bastión en la Ciudad de México, y al joven dirigente Anaya encontrar la fórmula para derrotar a sus contendientes que cada día son más, pues a Rafael Moreno Valle y a Margarita Zavala se les ha sumado Luis Ernesto Derbez y Ernesto Ruffo Appel, estos últimos con menores posibilidades.

En el Estado de México, más que en cualquier otro lado, se empezará a definir el proceso de 2018 y en el gobierno vuelve a retomar fuerza el nombre del secretario de Hacienda, José Antonio Meade, ya que los resultados que está ofreciendo —a pesar de la crisis— cada día son mejores; el propio presidente Peña Nieto salió a los medios para elogiar la política económica de su gobierno.

Más allá de este distractor de la alianza anti-natura lo que está en juego es la sucesión presidencial.

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