El periodismo, actividad peligrosa
Carlos Alberto Pérez Cuevas
La muerte no existe, la gente solo muere cuando la olvidan;
si puedes recordarme, siempre estaré contigo. Isabel Allende
El crimen más reciente de un periodista es el de Javier Valdez, corresponsal de La Jornada en Sinaloa y director de la revista RíoDoce. Según crónicas periodísticas de quienes lo conocieron, se trataba de un periodista de cepa, comprometido con la verdad y con una ética por la información veraz a prueba de todo; escribía una columna llamada “Mala yerba” donde daba cuenta de la grave problemática que vivía su estado y en muchas ocasiones el país, respecto a la delincuencia organizada y el narcotráfico.
Hasta ahora no se sabe el móvil de este asesinato, sin embargo las autoridades lo perfilan como una ejecución por atreverse a revelar la realidad y la verdad en una entidad copada por la delincuencia. No es el primer periodista asesinado por realizar su trabajo comprometido con la verdad.
Antes han sido asesinados Cecilio Pineda, director de La Voz de Tierra Caliente, de Guerrero; Ricardo Monlui, director del portal El Político, de Córdoba; Miroslava Breach, de El Norte, de Ciudad Juárez además de corresponsal de La Jornada. Por mencionar solo a los más recientes, ya que desafortunadamente han sido mucho casos, algunos de ellos en localidades alejadas de las grandes ciudades, pasan al olvido rápidamente.
Este último caso ha dado la vuelta al mundo y ha sido noticia de los principales diarios y portales internacionales, abonando a la mala imagen que se ha construido de México. Muchas autoridades se han pronunciado y esto es casi un show mediático que desafortunadamente se repite cada que surge un lamentable hecho como este.

Se crean fiscalías que no investigan nada ni resuelven el fondo de los crímenes, se prometen leyes de protección a periodistas e incluso programas de apoyo social o económico. Al final de cuentas siempre el mismo rollo y pocas o nulas soluciones.
Autoridades y ciudadanos debemos de ir de la mano en la búsqueda de soluciones para esta problemática que nos afecta a todos, en México la mayoría vive con miedo y dada la magnitud de actos delincuenciales tan cercanos a veces estos se vuelven parte de lo cotidiano.
No se puede vivir con esta angustia. El periodismo se ha vuelto una actividad peligrosa, si no se colabora con la delincuencia o se somete a los caprichos gubernamentales, vendrán las represalias.
Lo que los delincuentes pretenden al atacar las instituciones y atentar contra la vida, en este caso de corresponsales, periodistas y profesionales de la información, es amedrentar, intimidar, someter y acallar las voces que se alzan contra este flagelo. Sin duda habrá temor pero este no debe paralizar, por que los delincuentes podrán asesinar personas pero nunca mataran la verdad. Esta trascenderá y se conocerá para honrar a quienes le han sido fieles.
@perezcuevasmx
perezcuevasmx@gmail.com

