Todo puede suceder

Teodoro Barajas Rodríguez

Las campañas electorales cada vez son más cansadas, carecen de argumentos y propuesta a la vez que se han enriquecido en diatriba, mediocridad y una cantidad impresionante de calumnias, trampas y medias verdades. Es el estilo que prevalece, sórdidas peleas de callejón en las que prevalece la oscuridad porque las luces se extinguen.

El Estado de México es observado como un laboratorio en el que se hornean todo tipo de recursos para vislumbrar el campo de batalla del 2018, se trata de una entidad con un importante padrón en el que prevalece la hegemonía priista y se habla del mítico grupo Atlacomulco como un sinónimo de cofradía, club o logia que desconocemos si es realidad o simplemente un invento como muchos que se han patentado a lo largo de la historia.

Los comicios del Estado de México se vislumbran competidos, la candidata de Morena Delfina Gómez ha emergido con posibilidades de ganar; si tal situación se concretara sería un revés casi definitivo contra el PRI que mantiene una estructura sólida en dicha entidad, la tierra del presidente Enrique Peña Nieto y lo fue de políticos como Adolfo López Mateos, Carlos Hank González o el internacionalista Isidro Fabela.

Josefina Vázquez Mota no tiene pasta de candidata, fracasó estrepitosamente en su experiencia por ganar la Presidencia de la República, en ese entonces fue relegada a un distante tercer lugar y en algunos sondeos actuales ya aparece en el cuarto sitio, debajo de Alfredo del Mazo, Delfina Gómez e incluso del perredista Juan Zepeda.

El PAN ya no es el partido de la mística, se ha decolorado como derivado de las disputas internas entre quienes desean buscar la nominación para la primera magistratura, en algunos momentos el albiazul ha sido cercado por grupos de la extrema derecha como El Yunque que no abonan a la civilidad política y suelen renegar del estado laico.

El PRD ha perdido presencia, se convirtió de un momento a otro en la principal escuela de cuadros de Morena, distante de las luchas sociales y burocratizado por sus numerosas y ambiciosas corrientes el sol azteca vive una decadencia clara. Juan Zepeda es un candidato que viene de menos a más, aunque no le alcanza para mucho.

Alfredo del Mazo representa a las elites políticas que han gobernado el Estado de México, a la ortodoxia priista que parece representar poderes y estatus hereditarios que ahora evidencia un declive por todo lo que el tricolor representa en el pasado como en la actualidad, exgobernadores corruptos, un presidente involucrado en serios yerros, los activos no varían. En todo caso la fortaleza priista está en sus estructuras no en el candidato.

Morena se ha situado en la punta, virtualmente empatada con el PRI, no obstante todo puede suceder el día de los comicios, se trata de una fuerza emergente sin estructuras como el PRI pero con presencia en municipios que concentran una importante cantidad de electores.

Se insiste en afirmar que el resultado del Estado de México será la antesala de los comicios de 2018, no necesariamente, puesto que la política no es una ciencia exacta, no es un determinismo aunque sí puede incubar escenarios no previstos.

Twitter Revista Siempre