Maquiavelo se hacía una pregunta en su libro El príncipe: ¿Es mejor que el monarca sea amado o temido? Este pensador florentino concluyó que era mejor ambas cosas, pero cuando esto no es posible, es mucho más seguro ser temido que amado. Esta es la actitud que puede reflejarse en el gobierno de Donald Trump al respecto del despido que hizo del director del FBI, James Comey, quien ha estado a cargo de la investigación de los contactos rusos hechos por su equipo de campaña y sus directivos.

La acción fue realizada poco después de que Comey reconociera la existencia de “errores graves” en su declaración ante el Comité Judicial del Senado sobre el caso de los correos privados de Hillary Clinton. Poco antes, la portavoz oficial, Sarah Sanders, dejó entrever en entrevista con la cadena Fox lo que más bien sería un borrón y cuenta nueva.

“No hay nada ahí. Es tiempo de enfocarse en las cosas que interesan a los americanos”, dijo. Sin embargo, los demócratas calificaron la situación como una maniobra y exigieron el nombramiento de un investigador independiente para blindar las pesquisas del FBI sobre la supuesta relación entre el Kremlin y el equipo electoral de Trump.

Comey era otro de los funcionarios que fue nombrado hace tres años por Barack Obama y su mandato expiraba en 2023. Trump se apoyó para despedirlo en una extemporánea recomendación del fiscal general y su ayudante, basada en la supuesta improcedencia del cierre en julio pasado del caso de los emails. Una medida que Trump nunca perdonó, pero que ya pertenecía al pasado y que con la confirmación en el puesto de Comey parecía superada.

En un carta enviada a Comey, Trump afirma que su despido de forma fulminante, se hizo en un momento en que ya había “perdido la confianza de casi todo el mundo en Washington, tanto republicanos como demócratas”. “Por la presente estás despedido y eres removido del cargo con efecto inmediato”, dice la carta de destitución firmada por el magnate.

En el documento firmado por Trump, hecho publico, este martes se asegura: “Es fundamental que encontremos un nuevo liderazgo para el FBI que restablezca la confianza del público y la seguridad en su misión vital que es hacer cumplir con la ley”.

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