Promete las perlas de la virgen
Yazmín Alessandrini
Dice el dicho (y dice muy bien) que prometer no cuesta nada… cumplir es lo que aniquila, aforismo que en tiempos electorales cobra una preponderancia tremenda porque por aquí, por allá y por acuyá podemos leer, ver y escuchar a prácticamente todos los candidatos, sin importar nombres, siglas y colores, prometiendo las perlas de la virgen a sus potenciales sufragantes solo para endulzarles el oído para que el próximo 4 de junio acudan a las urnas y estos, ilusionados como siempre, depositen su voto y al final acaben prefiriéndolos. Pero todos sabemos que los políticos son avezados expertos en el finísimo arte de prometer y no cumplir. Punto.
Estamos a menos de un mes de que tengan lugar las elecciones para gobernador en Coahuila, Nayarit y el Estado de México, y de ayuntamientos en Veracruz, y me llama la atención el comportamiento que está mostrando frente a los habitantes mexiquenses la señora Josefina Vázque Mota, aspirante a la gubernatura del Edomex por el PAN.
Ya lo había mencionado hace algunas semanas aquí, que al calor de las campañas y los actos proselitistas se dicen muchísimas barbaridades. Sin embargo, preocupa sobremanera que Vázquez Mota (en realidad no sé si esté hablando en serio cuando se para frente a los micrófonos), con tal de granjearse la simpatía y el voto de los mexiquenses, prometa disparates gigantescos totalmente fuera de la realidad y del contexto tangible que implica gobernar la segunda entidad más poblada de la república mexicana. No por nada la aspirante blanquiazul jamás en su carrera ha ostentado un puesto de elección popular. Así las cosas.
Pero, seamos honestos, para estas elecciones (y para las anteriores y para las posteriores también) a los candidatos de todos los partidos les encanta irse de la lengua y sus discursos son tremendas odas al entusiasmo porque prometen que van a crear millones de fuentes de empleo, que van a erradicar por completo la violencia y la inseguridad, que van a crear tanta obra pública que lo hecho por el bíblico rey Salomón palidecerá… pero lo que no explican, ninguno, no solo Vázquez Mota, es ¡cómo lo van a hacer! ¡¿cómo?!
Y es que, no sé si se enteraron, pero a finales del mes pasado, de gira por el municipio de Nezahualcóyotl, Vázquez Mota prometió que de ganar la elección en el Edomex construiría 300 planteles de bachillerato y 70 nuevas universidades, propuesta que para el propio rector de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Jorge Olvera García, resulta totalmente inviable, por lo que la alucinación de la candidata panista fue tomada por el rector incluso como un despropósito.
Pero la cosa no se detiene ahí. Hace unos días, esta vez en Cuautitlán, le ofreció a la iniciativa privada quitarles el 90 por ciento de la carga fiscal, y que cuenta con una estrategia (de la cual, por cierto, no mencionó nada) para crear un millón de empleos. Además, aseguró (ojalá pudiera proporcionarnos la fuente de donde abrevó tal información) que en los últimos seis años un total de 40 mil empresas se han ido del Estado de México. En este contexto, si se le quitara el 90 por ciento de la carga fiscal a las empresas ¿qué ocurrirá con la recaudación en el Edomex?, ¿qué pasará con esos impuestos que ya no entrarán a las arcas estatales y que permiten realizar obra pública, abrir escuelas, contar con centros de salud, apoyar a los sectores más desprotegidos a través de programas sociales? En fin…
No me quiero imaginar un estado donde a las empresas privadas (nacionales o extranjeras) se les perdone el 90 por ciento de la responsabilidad fiscal con la que deben cumplir. Sin embargo la señora Vázquez Mota considera que eso se puede hacer, aunque no nos diga cómo lo haría y qué consecuencias reales le acarrearía al Estado de México. Pero si está siendo asesorada en cuestiones financieras y tributarias por el contador que la ayudó a solo pagar 16 mil pesos de impuestos por percibir 12 millones de pesos durante 2016, pues entonces me imagino que sí sabe de lo que está hablando y los que no sabemos absolutamente nada de nada somos nosotros.
¿Verdad?
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