Los resultados son siempre los mismos
Yazmín Alessandrini
Y se acabó el circo. Bueno, cuando menos se acabó el circo televisivo. Me refiero al par de debates que sostuvieron los seis aspirantes a gobernar el Estado de México, una vez que concluya la gestión de Eruviel Ávila Villegas. Lamentablemente, como se veía venir y a juzgar por lo que ocurrió en el primer episodio que sostuvieron Delfina Gómez, Josefina Vázquez, Teresa Castell, Alfredo del Mazo, Óscar González y Juan Zepeda el pasado 25 de abril, el de hace unos días (afortunadamente el último) acabó siendo una copia al carbón, con seis personajes, algunos más que otros, dedicándose más a la lavandería (ya saben, sacar los trapitos al sol, ventilar la ropa sucia) que al complejísimo arte de construir, proponer y convencer.
Pero no se trata de ponernos exigentes con los aspirantes. Nada de eso. La verdad es que cada vez se vuelve más complicado presentarse frente a un electorado, ya sea en un acto de campaña o en un debate televisado y mostrar algo interesante cuyo objetivo vaya única y exclusivamente a hacer reflexionar a aquellos que se meten a una casilla y en lo privado emiten su voto para después salir y depositarlo en una urna, sobre todo cuando de unos años a la fecha los políticos prácticamente ya se olvidaron de construir y solo se dedican a destruir.
Sí, ya saben: con acusaciones, con infamias, con calumnias, con chismes, con golpes bajos, priorizando destacar la paja en el ojo ajeno y rogando que nadie más descubra la viga que tienen atravesada en el propio.
¡Qué tristeza, la verdad! Desgraciadamente con estos políticos de hoy ya no hay para dónde hacerse y mucha culpa tienen de esto sus equipos de campaña, porque en lugar de trabajar y elaborar proyectos de todo tipo, pero que, sobre todo, logren impactar en lo social, invierten horas y horas para jugar al Sherlock Holmes investigando hasta el más mínimo detalle de todo lo malo que han hecho los adversarios políticos de su candidato: ¿Cuánto se robó?, ¿con quiénes se reúne para comer o ir a jugar golf?, ¿a cuántos de sus familiares metió en la nómina?, ¿en dónde se compró una casa o un condominio de lujo?, ¿cuánto dinero del erario le dio a su amante para que se lo fuera a gastar a Miami?, ¿quién le ayudó a abrir cuentas bancarias en Suiza y las Islas Caimán? En fin… el caso es que si se realizaran dos, ocho, 500 debates, la tendencia y el resultado final siempre sería el mismo.
Ahora bien, ¿qué tanto le van a servir a los candidatos a la gubernatura del Edomex sus fallidas estrategias desplegadas durante este par de debates para salir con el brazo levantado el próximo domingo 4 de junio por la noche? Prácticamente de nada. Y digo esto porque el sufragante en potencia está totalmente desilusionado, decepcionado y enojado por el triste espectáculo que hasta el día de hoy han ofrecido aquellos que aspiran a gobernarlos.
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