“Era una época de interrogación. Estábamos en contra del arte especulativo: el objeto de arte no tenía que ser una obra de arte”, explicaba hace unos meses el artista plástico y visual Felipe Ehrenberg, al referirse a la época en que el performance dio un salto agigantado al diseño o a la instalación.

El artista, ensayista y editor mexicano que desarrolló con pasión este arte conceptual a la par con sus investigaciones, falleció a los 73 años, la tarde de ayer, en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, a causa de un infarto.

“Yo soy un hijo de mi tiempo, producto directo de mis vivencias y de la época en que vivo. Desde un principio no tuve inhibiciones para priorizar la pintura por encima de la comunicación creativa: yo privilegio lo que me interesa, que es la comunicación y por alguna extraña circunstancia tengo una facilidad para comunicarme”, fue la respuesta de Enrenberg, al ser cuestionado en 1996 de no utilizar la palabra performance.

Explicaba que prefería usar la vieja palabra que se utiliza en América Latina, menos en México porque lo consideraba como un país muy agringado: “yo uso la palabra arte acción, que te indica con mayor claridad qué es la obra”.

Argumentaba que la realidad de México con respecto al performance, no era la misma que la de París o la de Japón. Decía que casi todo el arte acción de otros países sale del territorio de la poesía y la literatura, mientras que en México salía  del terreno de las artes plásticas.

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Felipe Ehrenberg (Ciudad de México, 1943) desarrolló la labor de editor y fue un impulsor de las ediciones de arte. Inició sus estudios del arte visual y gráfico con artistas como José Chávez Morado, Feliciano Béjar y Mathias Goeritz. Posteriormente emprendió investigaciones sobre las diversas corrientes históricas del arte visual y plástico.

A los 17 años participó en su primera muestra colectiva en la Galería de la Paz de la Ciudad de México. Representó a México en 1968 en el Salón Codex de Pintura Latinoamericana de Buenos Aires, donde fue distinguido con el Premio Femirama de Pintura.

De 1969 a 1974 residió fuera del país, principalmente en Inglaterra después de su autoexilio tras la represión de mayo del 68. Fue en aquel país que montó su campamento base durante casi una década. Desde su casa en la campiña británica, él y su primera esposa, la también artista Marthe Hellion, pusieron en marcha la editorial Beau Geste Press, un proyecto colaborativo y experimental con el nombre de un soldado francés que defendió un fuerte ante los árabes colocando como empalizada a sus compañeros muertos pero armados con fusiles.

De vuelta a México -ya para entonces su trabajo era reconocido a nivel mundial- estableció su residencia en Xico, en el estado de Veracruz, para posteriormente vivir en la Calle de Gonzalez Ortega en el popular Barrio de Tepito en la Ciudad de México, desde donde pinto, escribió y siguió con su actividad de promotor cultural manteniendo siempre lazos con la capital del país.

Ehrenberg fue uno de los miembros fundadores del grupo Proceso Pentágono, al cual también bautizó. El colectivo, integrado por Víctor Muñoz, José Antonio Hernández Amezcua y Carlos Finck, trabajaba como tal desde finales de los años sesenta; siendo así figura clave del movimiento grupal en México. Participó también en la fundación del colectivo Tepito Arte Acá.

En 1975 recibió la beca de la Guggenheim Memorial Foundation con su investigación sobre la dualidad de la cultura latinoamericana. Ya en esta década de los setenta mostró su asimilación de las expresiones plásticas no clásicas y realizó performances, y trabajos de arte conceptual. En 1984, Ehrenberg viajó como profesor invitado al Art Institute de Chicago, donde brindó el seminario Art and Politics. Inquietado por los temas sociales, políticos y culturales también fue activista.

En 1992 presentó su exposición Pretérito imperfecto que abarcaba una extensa variedad de géneros, en el Museo Carrillo Gil de Ciudad de México. De 2001 a 2006 fue agregado Cultural de México en Brasil. En el 2008 se inauguró Manchuria–visión periférica, la primera retrospectiva de su obra que se presentó en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, que luego viajó a Los Ángeles y a la Pinacoteca do Estado de São Paulo.

Actualmente, el Museo de Arte Contemporáneo de Burdeos, en Francia, abrió sus puertas desde marzo, a la exposición organizada por el también pintor, en torno a la editorial internacional Beau Gest Pres, integrada por 75 obras publicadas por los fundadores de la editorial. La exposición estará abierta hasta el 28 de mayo.

“Pinto porque no soy guerrillero. La pintura fue un artificio que tuve que usar cuando sólo veía. Ahora veo, siento y presiento. Dejé de pintar cuando vi que la pintura sólo maravillaba sin cambiar nada, cuando sentí que el cine me ganaba, cuando me di cuenta que para sobrevivir se necesita tacto y el gatillo. Ser radical es ser fundamental, debemos escuchar el presente atentamente: es el traductor del futuro”, explicación de Felipe Enrenberg, en la presentación de su obra Manchuria visión periférica, en 1976.

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