Hasta un “santo niño” tienen

Armando Reyes Vigueras

El fenómeno de los “huachicoleros” –ubicados en los municipios poblanos de Tepeaca, Tecamachalco, Quecholac y Palmar de Bravo–, mismo que se relaciona con el robo de hidrocarburos, también ha mostrado una serie de ramificaciones sociales, pues la base social de apoyo para esta forma de delincuencia genera expresiones ciudadanas que incluso generan una defensa de esta actividad por pobladores de estas regiones.

El pasado 4 de mayo, una patrulla militar se enfrentó con presuntos huachicoleros en Palmarito, municipio de Quecholac, luego de que las fuerzas armadas acordonaron la zona, pobladores de dicho lugar cerraron la autopista en demanda de la salida del ejército, al cual acusaron de desaparecer a varias personas de la localidad. El bloqueo fue retirado luego de 4 horas luego de una serie de negociaciones entre los pobladores y autoridades del gobierno estatal.

Y es que personal militar realizaba reconocimientos terrestres en ese poblado luego de que recibieran un llamado de emergencia sobre una toma clandestina de combustible en la zona y al acudir, fueron recibidos a balazos, sin que pudieran  responder, ya que los presuntos criminales se ocultaron detrás de un grupo de mujeres y niños, el hecho se registró a las 20.15 horas.

De acuerdo a un comunicado de la secretaría de la Defensa, se realizó una nueva agresión alrededor de las 22 horas, en donde un grupo de hombres a bordo de cinco camionetas blindadas abrieron fuego que en este caso, si fue repelida por los militares. El saldo fue de 10 muertos, entre ellos 4 militares y 12 agresores detenidos, entre ellos dos menores edad, que fueron puestos a disposición de las autoridades correspondientes y a quienes se les aseguraron armas y los vehículos.

Durante la protesta, un grupo de “manifestantes” saqueó un camión de refrescos, que luego utilizaría para colgar una manta en donde exigían justicia para la comunidad.

El enfrentamiento se da luego de que se reforzara la vigilancia en la zona, luego de la salvaje agresión a una familia en la carretera México Puebla, en el kilómetro 87+950, en donde fueron violadas dos mujeres— una menor de edad— y el asesinato de un bebé. Se investiga si el ataque estaría ligado a los llamados también chupaductos.

Huachicoleros defendidos por los pobladores

Este es un tema muy delicado para el gobierno del estado y para las corporaciones de seguridad. El académico de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, Marcos Gutiérrez Barrón –en entrevista con El Universal–, apuntó que además de ser una fuente de ingresos para la comunidad,  “padres de familia se ocultan y protegen entre ellos e incorporan a los hijos en redes de vigilancia, a cambio de una remuneración”.

Por su parte, el gobernador de la entidad, Antonio Gali reconoció que quienes bloquearon la autopista “son carne de cañón” del crimen organizado, en donde también participarían algunos alcaldes, policías municipales y dueños de gasolineras que estarían coludidos con este sector del crimen organizado. Recordó que ya hay un alcalde y cinco policías municipales detenidos.

Además, se han presentado alrededor de esta actividad desde canciones hasta una figura religiosa conocida como el “santo niño huachicolero”, que circula en redes sociales y en estampas que portan quienes se dedican a esta actividad.

De acuerdo a Pemex, el robo de los huachicoleros ha provocado una pérdida de más de 2 mil millones de pesos tan sólo en Puebla en los últimos 12 meses. Pero lo más preocupante es que se ha convertido en toda una subcultura con apoyo social, lo que hace que sea complicada su erradicación.

La palabra “huachicolero” proviene de la manera en que en dicha región se le llama a los zurcos, o huachos, mismos que son necesarios para llegar a los ductos que transportan el combustible que es robado por las personas que se dedican a esta labor. Además de Puebla, otros estados del país también son escenario de este tipo de delitos, mismos que se relacionan con otras actividades del crimen organizado.

En algunos tramos de carreteras, en particular las llamadas libres, se pueden encontrar puntos de venta del combustible robado, a un precio menor al que se ofrece en las gasolineras, lo que da una idea de la manera en que se extienden las redes de complicidades en este rubro.

Lo sucedido en fechas recientes entre elementos del ejército y huachicoleros, no ha sido el único enfrentamiento entre ellos, aunque siempre los únicos que llevan las de perder y sin obtener el respaldo necesario para su trabajo son los soldados, quienes además de sufrir agresiones armadas, secuestros, son acusados por pobladores quienes exigen castigo y su inmediata salida.

En tanto, el robo continúa sin que las autoridades estatales hayan hecho algo para detener este ilícito.

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