Entrevista con Francisco Suárez Dávila/Exembajador de México en Canadá
Irma Ortiz
Luego de su atronadora declaración de que derogaría el Tratado de Libre Comercio de América del Norte por no convenir a los intereses de Estados Unidos, Donald Trump se echó para atrás. Sin embargo, las reacciones negativas para nuestro país siguen presentes, un nervioso mercado cambiario que elevó al dólar hasta casi 20 pesos por unidad y sobre todo, la incertidumbre.
Esta situación se daba al tiempo que trascendía una filtración del Congreso norteamericano, en donde se señalaba que el gobierno de Trump estaría dispuestos a revisar todos los acuerdos del Tratado, es decir, abrirían la caja de Pandora.
La posterior rectificación del presidente Trump vendría acompañada de conversaciones telefónicas con los presidentes de México y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau quienes, aseguró, le habrían llamado para pedirle que no se retirara y ante quienes se comprometió a no hacerlo.
Para algunos analistas, la amenaza de Trump estaba dirigida a nuestro país —como ya es su costumbre—, sin embargo, en opinión del exembajador de México en Canadá, Francisco Suárez Dávila, la rabieta estaba dirigida a Canadá, como señala a Siempre! También habla de las presiones económicas estadounidenses que habrían provocado la rectificación del voluntarioso mandatario norteamericano. Estos son sus conceptos.
Antecedentes
“La semana pasada fue muy importante. Demuestra que el presidente Donald Trump sigue con su forma errática, imprevisible, a veces inexplicable para el mundo, en su manera de negociar que nos seguirá dando sobresaltos, porque es como el jugador de pókar, que hace uso del bluf y ataca por aquí y por allá, buscando siempre un efecto mediático.
Creo que seguiremos con sobresaltos como los que hubo la semana pasada cuando anunció que iba a derogar el TLCAN.
Sin embargo, fue importante su declaración porque desató una serie de contrapesos; es cierto, afectó el mercado cambiario pero también propició respuestas muy importante internas.
El secretario de Agricultura Sonny Perdue le recordó que si se deroga el TLCAN, el estado de Iowa —que votó por Trump— exporta miles de millones de dólares a México, y el comercio con Texas que es de 23 mil millones de dólares, se verían muy afectados.
La parte profesional del gabinete de Trump, que son los secretarios de Agricultura Perdue, de Comercio Wilbur Ross, y el secretario de Estado Rex Tillerson, dijeron que no era una buena idea y finalmente se prepararon las llamadas tanto del presidente Peña Nieto como del primer ministro Trudeau, lo que refleja la comunicación que existe entre ambos países y que estarían dispuestos a actuar en la misma dirección.
Estas fueron las presiones internas: los intereses económicos afectados, lo mismo que varios estados ante lo que reacciona la parte profesional del gabinete y señalan: vamos a renegociar y seguir adelante con el concepto no de derogación sino de renegociación del TLCAN.
Trump también tiene problemas con Canadá
Otro punto importante es que los canadienses pensaban que el problema era con México y no con ellos, sin embargo cuando Trump hace su rabieta de que iba derogar el TLCAN, es porque estaba dirigida en ese momento sobre todo a Canadá porque pasaron por su radar dos cosas: primero, las exportaciones de madera canadiense que son muy importantes, y les anuncia que se les pone un arancel de 25 por ciento; y por otra parte, está el estado de Wisconsin, que es muy importante en materia de producción y exportación de lácteos.
Uno piensa que Canadá —como lo escribí en Siempre!—, como otras naciones, son totalmente libre cambistas pero también tiene un comercio administrado que se expresa en el supply management —administración de la oferta—, que protege a sectores como el de los lácteos que bajo este esquema establecen cuotas y barreras a la importación de lácteos, que afectan al estado de Wisconsin.
Los estadounidenses siempre han querido establecer barreras para la importación de madera canadiense y penetrar en su mercado de lácteos, cosa que los canadienses siempre han defendido.
Luego de las declaraciones de Trump sobre la derogación, el gobierno de Trudeau se dio cuenta de que la situación no era solo contra México, eso ayudó mucho a fortalecer esta visión de Canadá de trabajar junto con México. De ahí la llamada que tuvieron Trudeau y Peña, obviamente coordinados.
Error, negociar bilateralmente con EU
Y seguirán los sobresaltos porque así es Trump, de repente puede resucitar el caso —que hoy no está en la mesa— del impuesto de ajuste fronterizo, el famoso BAT que ahorita no pasa pero lo pueden resucitar, y eso significa que se gravarían importaciones y daría estímulos a las exportaciones americanas, lo que sería muy negativo para Canadá y México.
A México no le conviene esta línea de que Estados Unidos negocie un Tratado de Libre Comercio con Canadá, que ¡ojo! ya lo tiene, un tratado que data de 1989, que siempre está vigente.
El planteamiento que hacen de negociar bilateralmente es inaceptable, un poco la tesis de divide y vencerás. Buscará hacer negocio con los canadienses para ver qué les saca y lo mismo haría con México para ver cómo presiona y sacar otras cosas.
Es un esquema que de ninguna manera nos conviene, hay que rechazarlo. Como lo han dicho algunos, entre un mal TLC, o en este caso dos tratados bilaterales, es mejor derogarlo e irnos por las reglas de la Organización Mundial de Comercio, OMC, lo que también tiene sus problemas pero elimina las incertidumbres. Nos vamos por los aranceles que son relativamente bajos, muchos países negocian con Estados Unidos y no tienen TLC, empezando por China, con quien tienen un comercio brutal.
Los americanos argumentan que es más difícil negociar con uno que con dos, no es cierto. Los temas son tan complicados que va a ser difícil negociar tanto con uno como con los dos. La ventaja es que, como ya se ha demostrado, dos países negociando juntos con Estados Unidos pueden, en alguna medida, balancear acciones contrarias a nuestros intereses.
Canadá no aceptaría esquema norteamericano
El susto que recibieron los canadienses en materia de madera y lácteos nos ayuda. Recordemos que en el pasado se demostró que cuando los estadounidenses impusieron el certificado de origen donde, por ejemplo, a la carne canadiense se le tenía que etiquetar como canadiense y a la mexicana también se le etiquetaba, eso hacía que la gente prefiriera la carne americana, lo que es una medida proteccionista.
Fuimos juntos a la OMC, que así lo reconoció, y ganamos. O cuando EU se puso de acuerdo con los japoneses para bajar el contenido importado del automóvil de América del Norte, reducirlo de 60 a 30, porque eso beneficiaba a los proveedores asiáticos. México y Canadá dijeron que así no se firmaba el Tratado de Asociación Transpacífico —en Hawái— y cuando se firmó, en Atlanta, fue en otras condiciones. Actuando juntos revertimos dos medidas adversas a nuestros intereses y eso lo tienen muy presentes los canadienses.
Creo que Canadá no va a aceptar este esquema aunque están presentes las dos tendencias, hay activos partidarios del trilateralismo y otros creen que les va mejor con un bilateralismo anglosajón.
Estuve recientemente en una reunión en el centro Bush y cuando surgió esta posibilidad de negociar bilateralmente —que los norteamericanos ya tenían en mente—, los canadienses se fueron por la vía trilateral, aunque fue una reunión académica no comprometida con las partes gubernamentales.
Hay otro argumento importante, en una entrevista que le hicieron al secretario Idelfonso Guajardo en el Financial Times— que estuvo muy bien— dice que más que pensar en que si ahora tenemos un superávit comercial con Estados Unidos, lo que hay que ver es que América del Norte, actuando unida, es una potencia económica y exportadora de primera línea.
Es la mejor forma de contraatacar o anular la expansión del comercio chino y competir: tener una América del Norte dinámica con un buen esquema de cooperación que tiene todo: energía, mano de obra calificada y no calificada, tecnología y recursos de capital.
América del Norte es una potencia exportadora y puede competir con China o con quien se le pare enfrente, ese es el proyecto de gran visión. Guajardo menciona que por ahí hay que convencer a los americanos —muchos ya lo están—. Una gente muy destacada como George Schultz, en estas reuniones en que me ha tocado participar en foros trilaterales, dice que la región es la gran potencia productiva exportadora y por ahí tenemos que irnos.
Los canadienses visionarios dirán: lo que nos conviene es trabajar en esas cadenas productivas, la forma en que Estados Unidos está compitiendo en materia automotriz es por autopartes, partes y coches que se hacen en Canadá, en Estados Unidos o en México, por eso la industria automotriz americana compite, lo mismo pasa con la aeroespacial y con la mueblera y con todas.
Buscan renegociar antes de los procesos electorales
Otro punto que se “ganó” es el tema de calendario, ya los americanos señalaron que hay un problema de calendario, que se debe tratar de negociar el TLCAN hacia fin de año; ellos tienen también proceso electoral lo que hace las cosas más difíciles, y ya vieron las complicaciones del nuestro, por eso van a tratar de lograr un acuerdo para fin de año.
Sin embargo lo veo muy difícil, porque todavía no ratifican a Bob Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, y él tiene que firmar la carta con las propuestas que plantea su gobierno para hacer la negociación. Se le tiene que mandar la carta, 90 días para discutirla, y si este mes se ratificara a Lighthizer, estaríamos hablando de junio, julio y agosto.
Si la carta se discute, el Congreso no la aprueba inmediatamente, por eso veo difícil que se llegue a un acuerdo para fin de año. Además, en la carta borrador que se filtró, los norteamericanos plantean revisar todos los capítulos del TLCAN, lo que abre una caja de Pandora y hace más difícil la negociación.
La única forma de lograr una negociación rápida es lo que inicialmente se dijo del Tratado: hay que cambiar lo menos posible. Hay dos temas a los que se han referido los norteamericanos: reglas de origen, que no requieren modificación en el Tratado, es un punto medular; otros sí necesitan modificación y es muy complicado; los norteamericanos quieren quitar los mecanismos de solución de controversias, borrar el capítulo XIX.
Ahí sí, los canadienses y los mexicanos hemos dicho que por ningún motivo estamos dispuestos a eliminarlos, pueden revisarse los mecanismos pero no eliminarlos del Tratado, y a los americanos les preocupa que en algunos otros mecanismos de solución de controversias pueda haber dos contra uno.
Una solución sería tocar lo menos posible el TLC y, como lo plantea Guajardo, lo que ya está hecho, que son una serie de capítulos del TPP, ya negociados y aprobados por los tres países y que es una forma muy ágil de actualizar las partes que tienen que hacerlo, porque no se visualizaba en ese entonces la era digital, el comercio electrónico, la propiedad intelectual, estándares laborales, ambientales, compras gubernamentales, todos esos elementos ya están negociados, y se podrían incorporar al Tratado tal como se hizo inicialmente con los estándares laborales, que se pueden integrar como acuerdos complementarios o paralelos.
Así, un TLC que se afecte lo menos posible, complementado por lo que ya está negociado en el TPP, permitiría un TLCAN revigorizado, actualizado en poco tiempo. Ahora, si nos vamos por la ruta que insinúa la carta borrador filtrada que manda el representante adjunto al Congreso de Estados Unidos, para tener alguna idea de lo que pensaba el gobierno, cubre todos los capítulos del Nafta, y si nos metemos a todos esos capítulos, no se resuelve en 6 meses sino que puede llevarse un año o dos.
Va a haber un congreso nuevo en Estados Unidos y un gobierno nuevo en México, el tiempo en alguna medida nos puede beneficiar, se puede ir confeccionando esta línea de resistencia de interés económico y político. El TLCAN es un buen instrumento, pero mientras no se derogue sigue vigente por un año o año y medio y no pasa nada, sigue funcionando el comercio como hasta ahora; otra opción es derogar el TLCAN y nos olvidamos del problema que nos afecta: la incertidumbre.
Kelly: no es bueno un presidente de izquierda
Su declaración es una forma de intervenir, pero también lo que ha dicho gente inteligente es que si ellos comienzan a meterse en temas internos, aunque sea de palabra, va en contra de sus intereses porque refuerzan el nacionalismo mexicano y de alguna medida refuerzan a Andrés Manuel López Obrador, porque un poco los norteamericanos ponen el beso de la muerte.
Lo importante no es Andrés Manuel López Obrador, el problema es que en un semestre electoral allá y acá, las negociaciones se complican porque el tema del TLCAN se convierte en un tema de política doméstica y entonces la izquierda, la derecha, el centro, los demócratas y los republicanos van a tomar posiciones.
Me preocupa la incertidumbre, uno dice: que lo que sea que suene, y mientras más se abra la caja de Pandora y se quiera revisar todo el tratado, surge la incertidumbre.
Hay que estar preparados y recordar que hoy se les ocurrió la derogación, y días después se les ocurrió ir por la vía bilateral y no trilateral, luego pueden venir otras ocurrencias. Vamos a definir una ruta y veremos si nos conviene o no, lo cierto es que la negociación bilateral no nos conviene de ninguna manera”.