Sobresaturación de la información

Julio A. Millán B.

El mayor acceso a la información parece no ser siempre garantía de estar más y mejor informados. La capacidad de influir de la prensa, la televisión y la radio está fuera de toda duda. Es indudable el avance que han tenido los contenidos on line y las redes sociales como fuentes de información sobre todo para las nuevas generaciones; para los medios informativos se han convertido en una manera de extender su alcance. Es decir, Internet y las redes sociales son otro actor más en este sistema mediático en el que nos encontramos y la realidad parece importar cada vez menos, en un mundo donde es más el número de seguidores y en número de “clicks y “likes” que la veracidad del contenido.

En los tiempos digitales que vivimos en donde domina la inmediatez, los mensajes visuales y el lenguaje comprimido de 140 caracteres, en un mundo que tiene un constante bombardeo informativo, es entonces donde la calidad, la objetividad y el contenido de la información se vuelve de vital importancia en la toma de decisiones.

La innovación y la tecnología nos han colocado en una dinámica impresionante; debemos aprender a descodificar lo que hay en la web e integrar la alfabetización mediática como parte de nuestro sistema educativo, para que la información que procesamos sea de calidad, oportuna y nos ayude a tomar decisiones económicas eficientes.

No solo la población juvenil o infantil que se informa a través de redes sociales debe aprender a descodificar la información, es una obligación de todos distinguir una notica real, patrocinada o sin veracidad, de aquellas con contenido y análisis. Los generadores de la información deben ser transparentes y objetivos, los medios deben participar con sus audiencias, reconocer errores, con explicaciones y evolucionar junto con ellos.

Hoy, la veracidad de las fuentes, su contenido, los datos y su objetividad son la principal preocupación en una sociedad que atraviesa por una etapa de infoxicación. El término infoxicación, neologismo acuñado por Alfons Cornella, se refiere a una sobresaturación de la información, una sobrecarga, estar intoxicados por tanta información como si tuviéramos sobrepeso por datos, pero esta puede ser real o falsa, tendenciosa o anónima.

Los agentes económicos como gobiernos, individuos, grupos financieros y grandes inversionistas tenemos la obligación de informarnos adecuadamente, de contar con la capacidad para separar la información y procesarla, a su vez comunicar de manera objetiva y transparente.

Nuevas formas de comunicación seguirán apareciendo y evolucionando, debemos aprender a distinguir información falsa de la real o simplemente acabaremos con hechos alternativos y con la pérdida de confianza en las instituciones. Solamente potenciando la alfabetización mediática se conseguirá que la ciudadanía pueda decidir libre y autónomamente, para tener decisiones económicas más informadas y con una dinámica socioeconómica más eficiente para todos.

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