La determinación siempre es un signo de cambio. Primero fue el Brexit hace casi un año, luego fue la elección de Donald Trump en noviembre pasado, ahora es la Unión Europea la que debe ajustarse a una nueva realidad. No es Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea quien lo dice, tampoco es Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, sino la canciller a Alemania, Angela Merkel.

“Los europeos tenemos que tomar el destino en nuestras manos”, dijo la gobernante alemana durante un clásico puesto de cervezas en Múnich. “Los tiempos en los que podíamos depender completamente de otros, hasta cierto punto han terminado. Es mi experiencia de estos últimos días. Los europeos tenemos que pelear por nuestro propio destino, contando con la amistad de Estados Unidos, Reino Unido y con relaciones de buena vecindad con otros países cuando sea posible, también con Rusia”.

Esta es la realidad que Merkel ve en la nueva era de la Unión Europea. Las imágenes provienen de las cumbre de la OTAN y del G7 en Taornina, Italia, donde también estuvo presente Donald Trump. Para Alemania, la primera luchadora contra los muros, está claro que los puentes se han roto y que le bloque europea tiene que aprender a convivir con viejos enemigos como Rusia y a valerse por sí misma sin el total compromiso de aliados claves como Estados Unidos y Gran Bretaña.

Y todo esto por las discrepancias de Trump respecto a la migración y asilo a refugiados del conflicto sirio. También a sus reticencias a participar en una alianza liderada por Estados Unidos como el miembro más solvente del bloque euroatlántico. Lo cual muestra que Estados Unidos tiene problemas para seguir manteniendo la hegemonía mundial como lo ha hecho en casi un siglo.

El acuerdo climático, sí va

Pero eso sí, Merkel no aceptará jamás que Washington se sume a las negociaciones sobre el cambio climático a través del Acuerdo de París, que establece medidas internacionales para combatir el cambio climático que ocasiona el efecto invernadero.

Sólo para que lo sepan: Alemania se ha dado cuenta que tiene que entrar a un cambio en sus conceptos eurocomunitarios ocasionado por la ola de nacionalismos que han comenzado a tomar fuerza en el mundo. La Unión Europea, tal como la conocemos, está basada en estructuras multilaterales que son las que permiten cohesionar a los miembros que la conforman. A partir de ahora entrará al juego brexit-trumpista de replegarse mediante el proteccionismo y volver al oscurantismo bilateralista. Si nadie ha pensado que hay una nueva guerra mundial, aunque no de las mismas proporciones bélicas que las anteriores, mejor vuélvalo a pensar. La economía muestra el preámbulo de los conflictos.

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