Podría ser un campo fértil

René Anaya

Con la cautela que los caracteriza, un grupo de científicos informó el mes pasado del resultado de un análisis de compuestos químicos de Encélado, el sexto satélite de Saturno, que podrían haberse producido por procesos bioquímicos, lo cual no necesariamente significa que así sea.

Sin embargo, algunos diarios y páginas de internet plantearon que la Agencia de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) había anunciado la evidencia de vida extraterrestre. Por supuesto que la noticia sensacionalista fue desmentida por el resto de la información y, más aún, por las declaraciones de los autores de la investigación.

 

¿Una luna helada con vida?

Todo comenzó el 15 de octubre de 1997, cuando la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Italiana en un proyecto conjunto lanzaron al espacio la nave Cassini y la sonda Huygens, la cual tenía la misión de posarse suavemente en la luna Titán de Saturno, lo cual ocurrió.

Cassini y Huygens entraron en órbita de Saturno el 1 de julio de 2004 y el 25 de diciembre de ese año la sonda se separó de la nave para cumplir su misión. La nave se había planeado que sobrevolase Saturno y sus lunas durante cuatro años, pero la misión se ha prolongado. En su viaje, Cassini ha descubierto numerosos satélites que se suman a los ocho que se conocían antes de la era espacial, actualmente se han contabilizado 62 con órbitas seguras y más de un centenar aún no confirmados.

Uno de los satélites más interesantes, además de Titán, es Encélado, ya que en 2006 se informó que la nave Cassini había descubierto chorros helados y altos penachos que lanzaban partículas al espacio a una velocidad hasta de 200 kilómetros por segundo, con 130 kilómetros de longitud y dos kilómetros de ancho. En esa región hay volcanes, los cuales expulsan esos chorros, como los géiseres en nuestro planeta. Posteriormente, en 2014 la NASA dio a conocer que había encontrado evidencias de un gran océano subsuperficial, de unos diez kilómetros de espesor.

De esta manera, el satélite descubierto en 1789 por el astrónomo William Herschel acaparó la atención de los astrobiólogos, quienes plantearon la posibilidad de que esos géiseres pudiesen contener materia orgánica o incluso formas de vida unicelulares, semejantes a las que iniciaron el proceso de evolución biológica en nuestro planeta.

Con estos datos, el equipo de la NASA programó a Cassini para sobrevolar el satélite a 49 kilómetros de su superficie, con el objetivo de capturar partículas de agua y otros compuestos de esos penachos, que salen a 400 metros por segundo.

 

¿Un satélite propicio para la vida?

Aunque Encélado tiene una temperatura promedio de -198.15 grados Celsius, se considera que en esos chorros lanzados a la atmósfera puede haber temperaturas mucho mayores, en las que se generen condiciones propicias para la vida como la conocemos en la Tierra.

Los investigadores de la NASA encontraron evidencias de procesos o fuentes hidrotermales, que en nuestro planeta están bajo el mar, cerca de lugares con actividad volcánica, donde se encuentran varios elementos químicos que mediante complejas reacciones pueden formar compuestos orgánicos. Se tiene la teoría de que en esos sitios se formó la sopa primitiva que, se ha planteado, fue fundamental para la formación de las moléculas de la vida, o sea los ácidos desoxirribonucleico (ADN) y ribonucleico (ARN).

En nuestro planeta, en esas fuentes hidrotermales habitan bacterias extremófilas, las cuales pueden vivir a elevadas temperaturas, a más de cien grados Celsius, por lo que se ha sugerido que en esos lugares surgió la vida en la Tierra.

En esas condiciones, se ha planteado que un proceso similar podría estar sucediendo en el satélite de Saturno, en el fondo de su océano, a diez kilómetros de profundidad, ya que el espectrómetro de masas a bordo de la nave detectó moléculas de hidrógeno y dióxido de carbono en los penachos, por lo tanto una hipótesis es que esas eyecciones de líquido se originan por la actividad hidrotermal, la cual propiciaría la aparición de vida.

Sin embargo, investigadores como Hunter Waite, autor principal del artículo “Cassini Finds Molecular Hydrogen in the Enceladus Plume: Evidence for Hidrotermal Processes” (“Cassini encuentra hidrógeno molecular en penachos de Encélado: evidencias de procesos hidrotermales”), publicado el 14 de abril en la revista arbitrada Science, no parece muy convencido de que haya vida en el satélite, ya que advierte que no se ha encontrado azufre y fósforo, dos elementos imprescindibles para la formación de proteínas y para la composición de las moléculas de la vida, ADN y ARN.

Aun así, el descubrimiento de este fenómeno físico en otro cuerpo cósmico es muy relevante, ya que teóricamente podría ser un campo fértil para la vida tal y como la conocemos en la Tierra.

En la imagen, una ilustración de la nave espacial Cassini sobrevuela los penachos —partículas de agua y otros compuestos— provenientes de un océano subsuperficial de Encélado, el sexto satélite de Saturno.

reneanaya2000@gmail.com

f/René Anaya Periodista Científico

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