Juan Antonio Rosado
Siempre hubo y hay regímenes políticos que se sostienen mediante el terrorismo de Estado y la violencia de distintos tipos: desde la económica y administrativa, a través de impuestos, multas y sanciones ridículas, restricciones, trámites infinitos y obstáculos para fundar empresas, pasando por la tolerancia a las violencias de grupos allegados al poder, como la Iglesia y ciertas empresas y corporaciones, hasta las violencias propiamente políticas, jurídicas y militares. Muchos estudios han abordado esta última, y en América Latina ha sido una constante histórica: un círculo vicioso. La aportación de Marcio Palacio Aragón, investigador de la historia inmediata de Guatemala, es en tal sentido reveladora, valiosa por las fuentes y testimonios; intensa, conmovedora e indignante por los contenidos que nos muestra su prosa nítida, fluida, sencilla, capaz de llegar a cualquier lector.
Uno de los sustentos teóricos de Violencia y genocidio en Guatemala: el caso Ixil, como apunta Mario Roberto Morales en su prólogo, es la teoría de la conflictividad social. Palacio se remonta a teóricos como Marx, Max Weber, Durkheim y Dahrendorf, y profundiza en el paradigma de la rehumanización social, pero no se detiene allí, en lo meramente teórico. Abarca un caso que, por desgracia, puede asociarse a otros muchos dentro y fuera de Centroamérica. En tal sentido, el libro es valioso también por sus aportaciones en torno al genocidio ocurrido en la etapa de finales de los años setenta y principios de los ochenta del siglo pasado, una de las más violentas del país.
La ultraderecha fue la que financió e impulsó tales genocidios. ¿Y las víctimas? Como siempre, la población civil desarmada, sobre todo los sectores populares. Apunta Morales que en la actualidad, esa misma ultraderecha, la oligarquía, los militares genocidas y el pensamiento neoliberal se está encargando de minimizar la barbarie histórica. Palacio Aragón viene entonces a rescatar la memoria histórica para intentar mantenerla viva a través de este valioso documento, donde el investigador empieza analizando la región: sus lenguas, geografía, condición social (recurre a datos del PNUD), clima, salud, educación…
Palacio se centra en un caso: el genocidio ixil, en el departamento de Quiché, entre 1979 y 1989. Una vez más en nuestra historia latinoamericana, la CIA estadounidense desempeñó un papel destacado como impulsora del exterminio. No cabe duda de que este libro, por su abordaje de la rehumanización social y su penetración en el pasado más o menos inmediato, constituye un alegato en pro de los derechos humanos, un recordatorio de la ignominia y voracidad de los grupos en el poder, y una alerta para evitar futuros abusos en cualquier región, además de que expone futuras líneas de investigación. La obra no sólo está destinada a investigadores, sino a un público sensible y ávido de paz y justicia social; en otras palabras, ávido por ponerle frenos definitivos al poder. Los cerebros neoliberales, instalados en su zona de confort caníbal, esos cerebros privatizadores a ultranza y negociantes del dolor humano, por supuesto no estarán contentos con este material si llega a sus manos y se toman la molestia de leerlo.
Marcio Palacios Aragón, Violencia y genocidio en Guatemala: el caso ixil. Editorial Praxis, México, 2017; 228 pp.


