En 2013, en la región de Sudáfrica que se conoce como la cuna de la humanidad, a 50 kilómetros al noroeste de Johannesburgo, un grupo de investigadores encontró en la cámara Dinaledi, del sistema de cuevas Rising Star, restos de 15 individuos de varias edades. Después de dos años pudieron caracterizar los restos como de un nuevo hominino, el Homo naledi o estrella, en alusión al sistema de cuevas donde fue descubierto.

Ese nuevo eslabón de la cadena evolutiva del ser humano se consideró que por sus rasgos físicos había vivido hacia dos millones de años, por lo que se planteó que se trataba de un ancestro remoto, pero ahora se sabe que no fue así, que fue contemporáneo de los primeros Homo sapiens.

¿Un salto evolutivo?

Hasta el mes pasado se consideraba que en términos generales la cadena evolutiva del ser humano iba en una dirección lineal, en la que si bien hubo otros homos, como el neandertal y el hobbit, que se extinguieron, había una progresión en el desarrollo físico de los individuos.

Como ejemplo se señala el aumento del volumen cerebral en los homininos, como el chimpancé y el gorila con 400 centímetros cúbicos (cc) en promedio; el Homo habilis que vivió hace dos millones de años, con 640 cc; el Homo erectus de hace un millón de años, con 855 cc; el Homo neanderthalensis de hace 400 mil años con una capacidad craneal de 1 500 cc; y el actual Homo sapiens, con 1 300 cc, es decir menos que el neandertal, pero con una mejor evolución.

Hasta allí todo concordaba con la idea de que el volumen cerebral se correspondía con la evolución de los homininos. Por esa razón, cuando en 2015 se encontró al Homo naledi con características físicas primitivas, se pensó que su antigüedad era de dos millones de años, aunque había rasgos anatómicos no acordes.

Por los restos encontrados se determinó su talla de metro y medio y 50 kilogramos de peso; el tronco y la columna vertebral eran semejantes a los de homininos primitivos, pero con el pulgar oponible, que es esencial para fabricar herramientas, y dedos curvos como los de los primates, la estructura de sus hombros estaba adaptada para desplazarse por los árboles, pero con piernas largas y pies modernos, como si pudiese trepar y también caminar erguido; dientes pequeños y grandes molares parecidos a los de un australopiteco; la forma de su cráneo era moderna, aunque su capacidad cerebral era de tan sólo 430 cc, aproximadamente.

Aun con características poco típicas, se le emparentaba más con los australopitecos que con los homos modernos, pero desde el mes pasado se dio a conocer su antigüedad que va de entre 236 mil a 335 mil años; es decir que fue contemporáneo de los homo sapiens, lo que ha causado perplejidad entre los paleoantropólogos.

En una recreación artística, el Homo naledi medía un metro y medio, pesaba 50 kilogramos y su capacidad cerebral era de 430 centímetros cúbicos.

Reescribir la evolución humana

Lee Berger, de la Universidad de Witwatersrand, Sudáfrica, y John Hawks, de la Universidad de Wisconsin-Madison, Estados Unidos, encabezaron a un grupo de investigadores que el 9 de mayo pasado publicaron el artículo New fossil remains of Homo naledi from the Lesedi Chamber, South Africa (“Nuevos restos fósiles de Homo naledi de la cámara de Lesedi, Sudáfrica”) en la revista electrónica eLife.

Allí se da cuenta de los restos fósiles encontrados en la cámara Lesedi del sistema de Rising Star, a cien kilómetros de los de Dinaledi. Ambas cámaras están a unos 80 metros de la entrada más próximas y en completa oscuridad, por lo que se supone que Homo naledi debía haber dominado el fuego; asimismo, se ha planteado que los restos eran dejados allí como parte de un rito funerario, propio de los homininos más modernos.

Lo más intrigante es que con un cerebro pequeño y rasgos físicos entre antiguos y modernos, su antigüedad es similar a la del homo moderno con inteligencia y rasgos culturales, como sus ritos funerarios, ya que todo parece indicar que los sitios en que fueron encontrados sus restos eran parte de un ritual funerario.

Por esos hallazgos, el paleoantropólogo Berger ha señalado: “ya no podemos asumir que sabemos qué especie hizo ciertas herramientas o decir que fueron los humanos modernos los que iniciaron algunos de los comportamientos y tecnologías más innovadores dentro del registro arqueológico de África”.

Ahora debe reescribirse la historia evolutiva, ya que debe considerarse que hubo diversas ramificaciones y que el mayor volumen cerebral no refleja el grado de inteligencia de los homininos, por lo menos no el de Homo naledi, la estrella de la evolución humana.

Asimismo, los investigadores buscarán aclarar cómo los naledi pudieron permanecer aislados en la sabana africana y, al mismo tiempo, coexistir con los H. sapiens que, aparentemente eran más evolucionados.

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f/René Anaya Periodista Científico