El gobierno de Donald Trump se apuntó un éxito relativo, luego que la Cámara de Representantes aprobó dos leyes para hacer más difícil la inmigración en Estados Unidos. Por una parte, se elevará hasta 10 años de cárcel la condena a los indocumentados que insistan en regresar a territorio estadounidense tras su deportación y, por otra, le permitió retirar fondos a las ciudades santuario, algo con lo había estado lidiando desde que puso en marcho su famoso veto migratorio.

Hasta ahora, ciudades como Los Angeles, Chicago y, sobre todo, su pueblo natal Nueva York se habían estado resistiendo a cumplir el mandato de Trump de aplicar el veto migratorio y de entregar a ciudadanos indocumentados sin orden judicial o que se atuvieran a las consecuencias de no asignarles más fondos.

Hasta ahora, Trump había fracasado en su intento por obligar a las llamadas ciudades santuarios a someterse su política antimigratoria, cuya intención es  dificultar aún más las cosas para más de 11 millones de indocumentados que se encuentran en la Unión Americana. La iniciativa ganó por 228 votos contra 195, y ahora está en posición de exigir que se cumplan con las órdenes de arresto federales. En caso de no cooperar, la iniciativa permite retirar fondos a estas urbes y abre las puertas a que las víctimas de delitos cometidos por sin papeles les denuncien.

Según expertos, Trump necesitaba un éxito por más insignificante que fuera, sobre todo en el área parlamentaria, donde no las ha tenido de todas con él. En esta ocasión incluso los demócratas apoyaron una moción por la cual un indocumentado que haya sido deportado más de dos veces y sea sorprendido nuevamente será sentenciado a 10 años de cárcel. Asimismo, si tiene antecedentes de un delito grave o tres faltas y si se le sorprende una vez más con eso es suficiente para establecerle una condena similar.

“Ustedes perdieron a la gente a la que querían porque nuestro Gobierno rehuyó hacer cumplir las leyes migratorias. Durante años, los sabiondos, los periodistas, los políticos de Washington rehusaron escuchar vuestras voces, pero ahora serán oídas en todo el mundo. No murieron en vano”, dijo Trump en una reunión con parientes de fallecidos por ataques de indocumentados.

Sin embargo, la medida todavía que sortear otra votación en el Senado.