“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo…“Así empieza “Cien años de soledad”, la novela total de García Márquez, que ahora cumple cincuenta años.

Y así arranca “Lucy in the sky with diamonds”, una de las más hermosas canciones de Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band, el mítico disco de los Beatles que también este mes cumple medio siglo: “Imagínate en una barca en un río. Con árboles de mandarinas y cielos de mermelada. Alguien te llama, tú respondes lentamente. Es una chica con ojos de caleidoscopio”

Entre otros párrafos magistrales, escribe García Márquez, “y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.”

Y George Harrison, que llegó fumado de la India cuenta en “Within yoy without you” otra de las grandes canciones del disco, “estuvimos hablando del espacio entre nosotros y la gente que se esconde tras un muro de ilusión sin jamás vislumbrar la verdad. Después ya es demasiado tarde. Cuando pasan a mejor vida.”

Como es natural, no pretendo comparar la maestría literaria de García Márquez con los textos de los Beatles, cuyo mérito era esencialmente musical. Pero exactamente hace cincuenta años nacieron dos obras de arte que agitaron un mundo en convulsión con la magia de las fábulas, con la belleza de las metáforas, los acordes de las guitarras, la pasión, la poesía, los colores, la imaginación, la ficción, la fantasía. Por eso, medio siglo después “Cien años de soledad” y “Sgt Pepper´s” se mantienen como la mejor novela y el mejor disco de estos años.

Por entonces, la NASA preparaba la llegada del hombre a la luna, la guerra de Vietnam se envenenaba con napalm animando el movimiento “hippy”, aún resonaban los disparos que habían asesinado a Kennedy 3 años antes en Dallas, el muro de Berlín se mantenía erguido como el símbolo de la represión comunista de la URSS, Mandela era encarcelado, el “Che” Guevara caía en una emboscada, Barnard trasplantaba el primer corazón, el Papa Pablo VI revolucionaba la Iglesia en el Concilio Vaticano II, el bikini inundaba las playas españolas en medio de los estertores del franquismo…

Por Joaquín Vila

Sí, hace 50 años el mundo estaba en erupción. Pero García Márquez y los Beatles lo inundaron con la magia de los Buendía y con la guitarra eléctrica de John Lennon. Con una tormenta de arte puro. Con la revolución literaria del escritor colombiano y la musical del conjunto inglés. Y ya nada fue igual. Ni en la literatura ni en la música.

Como cuenta García Márquez, “en cualquier lugar en que estuvieran, recordarán siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera”.

“Era –escribe luego- lo último que iba quedando de un pasado cuyo aniquilamiento no se consumaba, porque seguía aniquilándose indefinidamente, consumiéndose dentro de sí mismo, acabándose a cada minuto pero sin acabar de acabarse jamás”.

Ahora, el mundo sigue en erupción Trump todo lo contamina con sus vómitos, Chávez tirotea a la oposición, Corea del Norte lanza misiles por doquier, el terrorismo islamista golpea sin cesar, los ciberataques amenazan con destruirlo todo, Europa se resquebraja con el Brexit y en España la democracia se embadurna de corrupción, mientras planean los buitres de Podemos.

Hay que imaginar que dentro de cincuenta años, el mundo seguirá en convulsión con otros Trump, otros Chávez y otras bombas. Pero la magia de “Cien años de soledad” y el ritmo de Sgt. Peppers se mantendrán intactos. Volveremos a conocer el hielo y a contemplar a la chica con ojos de caleidoscopio. Solo hay que hacer caso a García Márquez:”el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”. Y, entonces, se cumplirán cien años de soledad.