Estados Unidos abandona el Acuerdo de París. Este jueves, el gobierno de Donald Trump anunció que se retira definitivamente de ese mecanismo internacional, cuyo principal objetivo es evitar que la temperatura planetaria suba menos de 2 ºC, sobre los estándares preindustriales y, por ende, reducir riesgos y el impacto del cambio climático. Este pacto mundial, que fue firmado por 195 países en diciembre de 2015, es considerado como el logro ambiental más importante de la historia por su alcance global y sus objetivos a largo plazo.

El acuerdo había sido firmado por el presidente Barack Obama en 2016, pero Trump logró destrabar los candados que puso su opositor para desligarse de este compromiso, el cual preveía una disminución de entre 26 y 28 por ciento de emisiones tóxicas para 2025, con respecto a los niveles de 2005. Obama simplemente declaró que con esta medida, Estados Unidos le da “la espalda al futuro”.

Nuevamente, Trump hizo gala de ese aislacionismo que busca fortalecer al retirarse de los compromisos globales. La decisión pasó por encima de las Naciones Unidas, el organismo internacional que tiene sede en Nueva york, su lugar de nacimiento. Representa también un abierto desafío a la Unión Europea, a la cual ha acusado de obsoleta, siendo el bloque que más cuidado ha puesto en la generación de energía a través de medios alternativos.

Por supuesto, también omitió el llamado de la comunidad científica que prevé un serio desastre por las consecuencias nefastas que puede tener el efecto invernadero en el planeta, principalmente en los países isleños y costeros, que se verán afectados por fuertes inundaciones.

Trump busca sacar a adelante, aunque sólo sea por cuatro años, los intereses de grupos ultraconservadores que prefieren los negocios con hidrocarburos y combustibles fósiles. Estados Unidos se queda entonces, junto con Siria y Nicaragua, como los tres país que no ratifican este importante acuerdo climático.

El giro de 180 grados que Trump da con esta decisión, representa un portazo en las narices del grueso de naciones como Alemania y incluso el propio Reino Unido, al que tanta pleitesía le rinde por su Brexit, cuando Londres es una de las naciones más avanzadas en sistemas de producción energética alternativa. .

Sólo para que lo sepan: China y Estados Unidos son responsables del 40% de las emisiones de dióxido de carbono del mundo.

El giro de 180 grados que Trump da con esta decisión, representa un portazo en las narices del grueso de naciones como Alemania y incluso el propio Reino Unido, al que tanta pleitesía le rinde.