Con el cielo nublado y lluvia, El Caballito finalmente volvió a ver la luz, después de más de tres años de restauración y conservación. La mañana de este miércoles, la Secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda y  Diego Prieto, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), retiraron los lazos y protecciones que cubrían la Estatua Ecuestre de Carlos IV, ubicada en la calle de Tacuba en el Centro Histórico, presentando así la nueva versión de escultura, dejando atrás el daño que sufrió durante un proceso de mantenimiento.

“Es posible apreciar nuevamente en todo su esplendor este monumento, de orgullo de nuestra ciudad por más de 200 años. Un monumento, que ha registrado la vida de nuestra ciudad, que esta en múltiples registros pictóricos y fotográficos, para ser testigo de la historia de México, de la vida diaria, y de los grandes acontecimientos que han transformado a nuestro país”, comentó en conferencia de prensa, la funcionaria.

Apuntó que los trabajos realizados por el INAH por cerca de siente meses, fueron divididos en dos etapas. La primera encaminada al desarrollo de investigación histórica, los estudios de diagnostico integral y generar el proyecto ejecutivo de conservación y protección. La segunda, en la realización de los trabajos en “un ejemplo de respeto y responsabilidad a este monumento histórico y artístico”.

Por su parte, el Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, quien también estuvo presente en la develación de la pieza, expresó estar a favor de la cultura y de cuidar el patrimonio artístico, por lo que cualquier daño que tengan los monumentos será atendido de manera inmediata.

La escultura de El Caballito, que fue pensada y diseñada desde 1793, ha sido sometida a diversas restauraciones e intervenciones a lo largo del siglo XIX, exactamente en 1858, posteriormente en los años sesenta y setenta del siglo XX y de acuerdo con los estudios actuales mide casi 5 metros de altura, alrededor de 5 metros de largo y tiene un peso aproximado de 13 toneladas y contiene cobre, plomo, estaño, una estructura interna de hierro forjado y su modelado se realizó con un positivo en cera y con la elaboración de un núcleo refractario para ser vaciado en una sola colada. Para esta última intervención, el equipo de trabajo y de asesores estuvo integrado por especialistas del INAH, así como expertos nacionales e internacionales.

La ardua labor de los especialistas fue después de que la estatua perdió el 45% de la capa de su superficie original a causa de una intervención del Fideicomiso del Centro Histórico en el 2013. El Caballito presentó daños que iban desde manchas y escurrimientos, hasta la pérdida de la pátina, corrosión y otras alteraciones en la superficie, mientras el pedestal sufría de disgregación, fisuras y exfoliación pétrea.

Con un monto inicial de 2 millones de pesos de un total de 7 millones, aportados por el Fideicomiso del Centro Histórico, en la primera etapa se realizaron estudios complementarios que eran necesarios para el diagnóstico, como pruebas de limpieza y calas estratigráficas, las cuales permitieron conocer la disposición de las capas de materiales en la superficie de la escultura.

Durante los trabajos de la segunda etapa –marzo, 2017-, se dio un nuevo hallazgo en la pieza, mediante un análisis visual e instrumental, se encontraron los restos del acabado orgánico con el que Tolsá recubrió la estatua de aleación de cobre con una capa pictórica verde.

Por otro lado, se habla que con este proceso de intervención servirá para que se afinen los mecanismos que permitan cuidar que las intervenciones hechas por privados a los monumentos artísticos e históricos sean de la mayor calidad, toda vez que la rehabilitación de El Caballito en 2013, se realizó sin autorización del INAH. A partir de hoy todos los transeúntes que pasen por la plaza Manuel Tolsá, podrán celebrar y revalorar esta importante pieza del patrimonio cultural de México.