Las elecciones celebradas el domingo 4 de junio en cuatro entidades del país —tres de las cuales fueron para renovar su Poder Ejecutivo— son consideradas por muchos observadores y analistas políticos como el preámbulo de la calidad y el tipo de competidor que será Andrés Manuel López Obrador como candidato presidencial en 2018.

En la suma de los votos que obtuvieron Morena y el PRI en estos comicios, los tricolores tienen más sufragios a su favor que los que ganó el partido propiedad del tabasqueño.

En Coahuila, con 71.91 por ciento de las actas contabilizadas al momento de escribir este texto, el PRI obtuvo 337 mil 682 votos, con ello resultaría ganador de la elección y gobernaría a más de 2 millones 748 mil habitantes.

Pero si se revierte el resultado, el PAN podría ser el vencedor, esto lo veremos en los siguientes días, por lo cerrado de la elección. Sin embargo, los números de Morena no son muy alentadores, ya que su candidato Armando Guadiana solo obtuvo 106 mil 200 votos.

En Veracruz, el PAN-PRD gobernará a 4 millones 184 mil  habitantes. El PRI a un millón 126 mil y Morena a 992 mil 400.  En esta entidad se jugaron solamente alcaldías. Por ello se puede hablar de número de gobernados por partido. No obstante, es notorio cómo los números del partido de AMLO disminuyeron considerablemente si los comparamos con la elección de 2016.

En Nayarit, la alianza PAN-PRD gobernará a un millón 100 mil  habitantes del estado, ya que obtuvo 38.66 por ciento de los votos. El PRI fue un desastre con sus 123 mil 572 electores, pero estuvo peor Morena que logró un magro resultado de 55 mil 59 votos, con el baquetón de Layín pisándole los talones con sus 54 mil 817 votos.

En la más competida de las elecciones, la del Estado de México, con una población superior a los 17 millones de personas, distribuida en 125 municipios, los números hasta ahora son los siguientes: al PRI lo eligió el 33.71 por ciento de los electores, lo que representa cerca de dos millones de habitantes.

Y el PAN —que se recuperó en Veracruz del derrumbe que sufrió en el Estado de México— fue el segundo menos votado el domingo pasado en el total de los sufragios emitidos en las cuatro entidades.

¿Qué hizo Andrés Manuel López Obrador, verdadero candidato en la contienda del Estado de México, para dejar que el PRI le ganara una elección que estaba pronosticada por muchos a su favor?

¿Sus desbarres ante los medios de comunicación? ¿La mala selección de operadores y asesores: Bartlett, Monreal, Esteban Moctezuma, Alfonso Romo, etcétera? ¿No tener organización territorial y dejar a la suerte de su carisma el trabajo de la elección el día clave?

Las elecciones se ganan en las casillas. Y eso parece que todavía no lo entiende López Obrador.

En 2018, habrá elecciones concurrentes para gobernador en varios estados, para renovar los congresos locales, alcaldías, senadores y diputados federales.

Se necesitará un ejército de ciudadanos para llenar las plantillas de candidatos y otro para estar en cada una de las casillas que funcionarán en todo el país.

Nadie duda del carisma de López Obrador como líder social honesto. Pero las elecciones del domingo demostraron que eso no le basta para ganar comicios.

Definitivamente con esos números y esas actitudes, cualquier priista bien arropado por la estructura le puede sacar un susto a López Obrador en 2018, una elección que el tabasqueño ya está dando por ganada.