La primera vez que me engañes, será culpa tuya;
la segunda vez, la culpa será mía.

Proverbio árabe

El domingo 4 de junio del año 2017 será recordado como uno de los días más catastróficos para la democracia mexicana. En el contexto general vivimos procesos electorales en cuatro estados del país: Veracruz, Coahuila, Nayarit y Estado de México. En todos se registraron y documentaron excesos de los gobiernos y de las autoridades tanto las políticas como las electorales. Intervenciones fuera de la ley, complicidades a modo, compra de votos, presión política, abuso de los recursos públicos, amenazas respecto a perder los programas sociales.

Guerra de datos, cifras, números, calumnias, mentiras, difamaciones que ahogaron la realidad de las corruptelas, vicios y daños generados en los meses previos, no solo en estas entidades, sino en el país entero.

Se apostó al hartazgo ciudadano y al enojo generado por los malos gobernantes. Sin embargo, los hechos dan cuenta de que aún la sociedad mexicana no termina de definir qué quiere como gobierno y como sociedad. Afirmo lo anterior ya que no vimos volcada a la ciudadanía en las urnas electorales para en verdad tomar la mejor decisión que cambiara la más cruel y triste realidad que vivimos.

Me centraré con mayor puntualidad en lo que sucedió en el Estado de México y hasta ahora en Coahuila. Ver desde el inicio la elección ese domingo a las 8 en punto de la mañana con muchas de las casillas que no terminaban de instalarse, una ausencia extraña de votantes que al menos en otros ejercicios electorales no se habían percibido en esta magnitud. Es decir, todo hacía suponer que si había un gran enojo respecto a los políticos y sus partidos principalmente al gobernante en turno, los ciudadanos ejercerían su derecho a decidir quiénes se quedan y quiénes se van de una manera contundente.

No es un análisis de un partido contra otro partido, o de una visión de la política contra otra. Se trata de una realidad que nos ha rebasado a todos. Porque tal parece que con los resultados dan por ganadores a aquellos que eran señalados como los culpables de la problemática nacional en todos los sentidos que conocemos y vivimos en carne propia. Problemas con la economía, una gran inseguridad ciudadana, delincuencia organizada y qué decir de los grandes escándalos de corrupción.

Pues resulta que nada de ello hizo mella en el ánimo social ya que en el caso del Estado de México más de 5 millones y medio de votantes decidieron quedarse en su casa y dar muestra de que toda la problemática narrada pasa a segundo término y no importa que el que te está haciendo el mayor de los daños hoy se presente con una cara de paladín democrático, y con todas las viejas mañas y malas prácticas obtenga sin más una oportunidad de seguir gobernando.

Quedó demostrado en esta elección que engañar, mentir y ganar es posible. El 2018 corre el mismo riesgo.

@perezcuevasmx
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