Engrandecer a Estados Unidos, es bueno, pero engrandecer al planeta es mejor. Esta perspectiva surgida del eslogan característico del gobierno de Donald Trump muestra el lado tambaleante de un gobernante que no ha sabido conjuntar las políticas nacionales con las globales, al menos hasta ahora. El anfitrión del Acuerdo de París, el presidente francés Emmanuel Macron, lamentó la salida de Estados Unidos del pacto climático más grande en la historia de la humanidad por rescatar su propio planeta.

“Todos compartimos la misma responsabilidad: Hacer a nuestro planeta grande otra vez, dijo Macron. “El Acuerdo de París socavaría nuestra economía, ahorcaría a nuestros trabajadores, debilitaría nuestra soberanía, impone riesgos legales inaceptables y nos pondría en desventaja permanente con otros países del mundo”, declaró.

Uno de los presidentes más jóvenes de la comunidad política internacional se atrevió a decirle a otro, casi en el ocaso de su vida, que su decisión fue, si bien respetable, también fue un error tanto para Estados Unidos como para el mundo. “Esta noche, quiero decirle a Estados Unidos que Francia cree en ustedes, el mundo cree en ustedes”, agregó el mandatario galo. También invitó a “todos los científicos, ingenieros, emprendedores, ciudadanos responsables que se sintieron decepcionados por esta decisión del presidente de EU” a mudarse a Francia, donde “encontrarán un segundo hogar”. “Los invito a venir y trabajar aquí en soluciones concretas para el clima. Francia no abandonará la pelea”, enfatizó.

A la vista de expertos internacionales, esta nueva actitud ha hecho que el mundo se polarice cada vez más. La Unión Europea encontró en la salida de Estados Unidos, una posibilidad de fortalecerse frente al proteccionismo mostrado por uno de los políticos más ultraconservadores en las historia de la Unión Americana.

Pese a todo, no le será nada fácil para Trump retirarse del pacto climático, pues Europa lo considera como un acuerdo abierto. Esta vez, no habrá ni siquiera una posibilidad de renegociar el acuerdo, como ha hecho con el Tratado de Libre Comercio de América Latina o incluso el Tratado de Asociación Transpacífica (TPP). Aunque el Acuerdo de París no es  coercitivo, si aboga por le cumplimiento de sus compromisos.

La canciller alemana Angela Merkel afirmó de hecho que Trump “no puede parar y no va a parar a todos los que nos sentimos obligados a proteger el planeta, al tiempo que lo acusó de tomar una iniciativa “extremadamente condenable”.

Aun China que, siendo el país que más emisiones contaminantes produce, abrazó la perspectiva europea y desde hace varios asó comenzó su transformación como una potencia que busca el dominio en sistemas de producción  alternativas. Trump ha cortado nuevamente con un compromiso global cuyas consecuencias podrían ser lamentables no sólo para Washington sino para el mundo.

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