Edomex

Teodoro Barajas Rodríguez

Es la joya de la corona porque alrededor del Estado de México convergen intereses, grupos caciquiles y desprendimientos partidarios; también un alto índice de la delincuencia y un padrón amplio de votantes. Se trata de un feudo interesante por las implicaciones o una suerte de determinismo de cara a los comicios del próximo año. Este domingo 4 algunos componentes serán novedosos porque es muy probable que el PRI sea destronado después de casi 90 años de ejercer el poder, invicto. Es posible que Morena se levante con el triunfo con todo lo que ello implica, aunque nada está definido porque en situaciones como la descrita no opera la ciencia exacta, más bien las aproximaciones.

Algo que preocupa es la violencia electoral, hace unos días Andrés Manuel López Obrador fue agredido en Veracruz, una mujer militante y candidata del PRI arrojó un huevo a la cabeza del dirigente de Morena lo cual es reprobable porque se entiende que la política es lo antagónico a la barbarie. Algún panista dijo que le hubieran “aventado” un balazo, así se expresó ese individuo de evidente trastorno emocional. A nadie se le debe desear una tragedia, ello no robustece la cultura política.

En el Estado de México se machacó insistentemente en un empate técnico entre los abanderados del PRI y Morena, Alfredo del Mazo y Delfina Gómez, primera vez en la historia que el tricolor peligra porque su hegemonía puede ser aniquilada a fuerza de votos. Óscar González, quien es candidato a la gubernatura por el Partido del Trabajo, declinó en favor de la aspirante de Morena, un ingrediente más que presagia un final de película.

Josefina Vázquez Mota se cayó estrepitosamente a un cuarto lugar, lo suyo no son las candidaturas porque recordemos que en el proceso de 2012 fue derrotada con claridad situándose abajo del PRI y PRD, cuyos abanderados fueron Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. En esta ocasión se ha rezagado, no conecta, su carisma es inexistente, todo apunta que su aspiración terminará en una anécdota que describirá el fracaso.

Juan Zepeda subió algunos puntos aunque no en el nivel de los dos punteros, ha sido una sorpresa porque antes de ello sus alcances se limitaban a Ciudad Nezahualcóyotl, el epicentro de la corriente ADN, uno de las más representativas del PRD en los últimos años luego del desgaste de Nueva Izquierda que han dirigido Jesús Ortega y Jesús Zambrano, los Chuchos.

El final de la elección parece de película, diversos signos parecen anticipar la alternancia en el Estado de México, plaza en la que el PRI cuenta con una poderosa estructura y tiene sus referentes históricos como el famoso grupo Atlacomulco a manera de poder fáctico y definitivo en el seno del Revolucionario Institucional. Lo deseable es que la violencia política se destierre, la democracia no es apéndice de guerras ni pretexto para incubar barbarie.

Lo que si es cierto es que en las contiendas electorales en varias entidades del país permea una capa ostensible de mediocridad, abundan las malas artes y se extingue la ideología, las figuras de siempre se mantienen en detrimento de los liderazgos emergentes. Los que viven de la política se ciñen a mantener su estatus como fuere y los candidatos independientes hasta hoy no han sido la opción esperada.

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