En la comunidad de Cuahuayana, Michoacán, cada año, aproximadamente 300 mil niñas y niños abandonan sus comunidades de origen para migrar con sus familias a otras entidades del país en búsqueda de trabajo e ingresos. Muchos de ellos tienen que trabajar en los campos desde muy jóvenes.

La mayor parte de los infantes, hijos de jornaleros agrícolas, proviene de comunidades indígenas, por lo que la migración a los estados del norte del país representa para ellos cambios en sus costumbres, cultura e idioma. Alrededor del 42% de los jornaleritos padece algún grado de desnutrición.

Trabajan en la pisca por 50 pesos al día aproximadamente y tienen que soportar varias horas de trabajo para poder sobrevivir día a día.

>>Texto y fotografías de Juan José Estrada Serafín a través de la agencia Cuartoscuro<<