“Es aquí donde encuentran su verdadera esencia como custodios en un sentido universal al conectarse con la gran cultura de México y su pasado”, apuntó el escultor español Xavier Mascaró, al presentar su cuarteto de guardianes monumentales, instalados en el corredor del Templo Mayor.

El artista refirió que las piezas, que muestran el óxido simbólico de los siglos, ya han sido exhibidas en París, Londres y Madrid, pero no había vislumbrado el alcance de su significado hasta que fueron colocadas junto al Templo Mayor.

“Con esta exposición hacemos un puente tendido entre la gente que desapareció hace siglos en el corazón de México, con su cultura, preocupaciones sociales, sentimientos y pasiones que son universales y eternos”, señaló el artista durante el recorrido por la muestra.

La muestra instalada en el marco a la cooperación cultural entre México y España, por 40 años del restablecimiento de sus relaciones diplomáticas de ambos países,  incluye otras obras del artista que pueden visitarse en el espacio de exposiciones del Centro Cultural España y que complementan su visión sobre el pasado en diálogo con lo que se ha cimentado a través de los siglos sobre lo que llamó “bases originarias”, que en el caso de la Ciudad de México se traduce en la estética de la gran ciudad de Tenochtitlán.

Para la exhibición, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Gobierno de la Ciudad de México y la Embajada de España en México sumaron esfuerzos para articular un circuito formado por el Museo del Templo Mayor, la Plaza Seminario y el Centro Cultural de España en México, puntos de referencia del Centro Histórico de la capital que albergan las obras del artista.

Así, nació el diálogo entre el legado del pasado prehispánico y la obra del escultor español en un enclave especialmente simbólico. El acto inaugural contó con la asistencia de Jimena Lara, Directora General de Asuntos Internacionales de la Secretaria de Cultura y Cuauhtémoc Cárdenas, Coordinador de Asuntos Internacionales de la Ciudad de México, quien señaló que esta exposición es un ejemplo fehaciente de los nexos entre periodos y culturas y de que el pasado puede y debe dialogar con el presente.

“La presencia de la obra de Mascaró en un espacio emblemático de la Ciudad de México, como lo es la plaza cercana al Templo Mayor, es también una muestra de que el arte contemporáneo alude a cuestiones universales, como en el caso de estos guardianes elaborados por el artista, que muestran la tradición simbólica de nuestros antepasados mezclada con lo más representativo de las vanguardias estéticas”, destacó Lara.

Finalmente, el artista dijo que escogió la escultura porque es como tener la presencia física que trasciende el tiempo y que nos habla cuando ya no hay nada. “Aquí  en el Templo Mayor hay muchos ejemplos de esto, sus figuras de piedra nos siguen hablando y hoy espero que dialoguen con esos guardianes del presente”.

Xavier Marcaró inició sus primeros trabajos en 1979. Entre 1983 y 1988 realizó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, recibiendo la licenciatura en la especialidad de pintura.

En 1989 realizó sus primeras obras en bronce y en 1995 comienza a trabajar en hierro. Después de vivir tres años en Nueva York, en 1996, regresó a Madrid donde trabajó en la realización de obras monumentales, algunas de las cuales se encuentran instaladas en Ceutí (Murcia), Jerez de la Frontera (Cádiz) y Pinto (Madrid). A partir del 2004, comenzó a experimentar con obras en distintos materiales, que incluyen el cristal emplomado, resina y piedra.