La política es más peligrosa que la guerra, porque
en la guerra solo se muere una vez.
Winston Churchill

Muchos coinciden con la premisa de que la campaña por la Presidencia de la República empezó hace muchas semanas, lo cual explica los desencuentros y las riñas por los resultados de las elecciones de gobernadores de Coahuila y Estado de México.

Aunque muchos replican los despropósitos de los insatisfechos por los resultados electorales, también es cierto que por más que incomoden las estridencias y despropósitos de las narrativas de los partidos, tienen su lógica.

La lógica de los partidos que pelean por ganar en la mesa de las autoridades electorales lo que no ganaron en las urnas es que sus narrativas, aunque a muchos nos parezcan absurdas, encuadran en su estrategia de posicionarse en la psique del ciudadano de a pie para la campaña presidencial que empezará en pocos meses.

Después de todo, los políticos de todos los colores no pierden de vista que estamos a un año y dos semanas de la elección presidencial, razón por la cual todos los grupos de interés, político, ideológico, económico y social buscan ansiosamente la certidumbre que les permita adherirse a una o dos candidaturas para estar en mejores circunstancias para avanzar sus intereses en el próximo sexenio.

Al mismo tiempo quienes se desempeñan en la política o en el servicio público en los tres niveles de gobierno saben que los siguientes meses serán de angustia e incertidumbre.

Saben que los procesos electorales, más allá de la retórica, las promesas o las narrativas y estribillos en realidad son la expresión de la feroz lucha por el poder, porque las campañas y elecciones son eso: una feroz lucha por el poder.

Para los ciudadanos de a pie, por ahora los ires y venires de la política sus chismorreos, rumores, calumnias y no pocas medias verdades, significan un espectáculo interesante, en el cual todavía no somos los protagonistas, pero estamos demasiado ocupados en la diaria sobrevivencia.

Son quienes viven en el mundo de la política, sin importar ideología o color, quienes sufrirán la incertidumbre por la elección presidencial.

Congratulémonos que así sea, porque esa incertidumbre es la mejor prueba de que pese a lo obtuso de quienes llevan el luto en el alma, pese a quienes están consumidos por el rencor, en México ya se vive la democracia, imperfecta, sí, pero preguntémonos que obra humana no lo es. Y nada más humano que la contienda democrática. Suele sacar lo peor de todos nosotros, pero también ocasionalmente lo mejor.

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