Agradezco sinceramente la invitación de mi buena amiga y compañera constituyente, Beatriz Pagés Rebollar para escribir en las páginas de la revista Siempre, con ella comparto el privilegio de haber sido periodista, ella en la casa familiar de gran prestigio y yo, en el periódico que fuera mi casa, Novedades, publicación en la que trabajé 17 años y aprendí muchas cosas de la vida, primero un oficio, aprendí a escribir y a gozar el placer de ver la nota publicada, hice amigos, conocí personajes, descubrí lo que es poder inconformarse, estar cerca de los incomprendidos y muchas veces marginados, de aparecer en los diarios, por el hecho de pensar diferente al pensamiento gubernamental. Traté de defenderlos y en muchos casos me identifique con ellos. Aprendí de la censura y ella me llevó a incursionar en el Poder Legislativo para defender, legislar y garantizar la Libertad de Expresión en nuestro país

Dicen, que cuando uno llega a ser parte del Poder Legislativo concentra su trabajo en una prolongación de sus propias experiencias y eso es lo que le da sentido a sus aportaciones, porque cuando uno legisla debe hacerlo con pasión, con convicción, en la no claudicación para no flaquear, a pesar de todo aquello,  que en la mayoría de las veces no es comprendido de igual manera por el resto de los legisladores, va tomando vida y sentido. Hay luchas que se dan en solitario, pero cuando la razón nos acompaña, van uniéndose otros interesados, que valga la pena decir, entre legislatura y legislatura van convirtiéndose en movimiento, son quienes toman la estafeta en la que convergen muchas identidades.

Cuando yo me di cuenta, después de muchos intentos en Novedades, de que se trataba de una lucha que no tenía destino, decidí ser parte de un movimiento que debería superar la censura en México, pero para ello tenía que estar preparada, antes que nada para no ser vulnerable, primero como mujer, eran las épocas de la mayoría masculina en el Congreso y después en el conocimiento.

Yo contaba entonces con una licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública, que cursé en la Universidad Iberoamericana y decidí ir a la Universidad Nacional Autónoma de México, mi casa desde entonces y en la División de Estudios de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales curse la maestría y el doctorado en Ciencia Política y no fue hasta que concluí estos estudios que me decidí a contender para una diputación federal, ya me sentía más segura y a partir de mis propuestas legislativas, fui preparando en el posgrado lo que sería mis temas torales: libertad de expresión, derecho a la información, derecho de réplica y derecho a la privacidad. Desde la óptica de la Ciencia Política analicé el régimen de pesos y contrapesos y las estructuras mediante las cuales los poderes fácticos pretendía ser más poderosos que el mismo gobierno y los Poderes Constitucionales. Lo que existía en el país era terrible, era verdad que de acuerdo a la clasificación de Giovanni Sartori, el sistema político mexicano, era un Sistema de Partido Hegemónico, pero ya las cosas estaban comenzando a cambiar y la verdad fue un privilegio participar en esa transformación.

No fue fácil tener una candidatura a pesar de contar con una militancia política en el Partido Acción Nacional, pude ganar y elegí para mi trabajo legislativo la libertad de expresión, el derecho a la información, el derecho de réplica, el derecho a la privacidad contemplados en los artículos 6º y 7º de la Constitución y el régimen de concesiones que era discrecional en la Ley Federal de Radio y Televisión. Adelantamos lo suficiente, unidos con el PRD y el PT, el PRI, lo hizo en un principio pero le dieron la orden “de arriba”  de retirarse, presentamos iniciativas  y se vino la embestida de los medios electrónicos que alegaban (manipulados por el gobierno) que pretendíamos quitarles sus concesiones. Fue una campaña de desprestigio que me permitió vivir momentos muy difíciles, los comentaristas de radio, algunos que eran mis amigos, se negaban a tomar mis llamadas, total que era una situación de impotencia difícil de contrarrestar, las únicas armas que teníamos era la verdad, pero fuimos impedidos. Pudimos presentar una queja ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos en contra del Gobierno mexicano por impedir sistemáticamente que se legislara en la materia. No hubo una respuesta, pero crearon la Relatoría para la Libertad de Expresión  de la OEA que fue un gran avance.

Para la siguiente legislatura tenían el soporte. Son temas muy polémicos en los que todos te dan su apoyo, pero llegan a un punto en que muchos desaparecen. Volví a ser diputada y con ello retomamos las propuestas, entonces con la diferencia de que ya estábamos en un gobierno federal panista e integramos estás propuestas a la agenda para la Reforma del Estado. Avanzamos en la primera Ley de Acceso a la Información Pública Gubernamental y los concesionarios se las arreglaron para presionar e impedir que se legislara.

La historia ha sido larga hasta llegar el año de 2013 en que el Presidente Enrique Peña Nieto convocó al Pacto por México en el que se negociaron todos estos acuerdos. Lo más importante, fue que al crear la Comisión Federal de Telecomunicaciones, como órgano descentralizado, se saco de la esfera del Gobierno el otorgamiento (discrecional) de las concesiones de radio y televisión, situación que de alguna manera desarticulaba una de las estructuras que sostenían al “viejo régimen”.[1]

Lo importante de todos estos antecedentes, es hacer notar que la lucha en torno a la legislación de los medios de comunicación no ha sido fácil, pero que tarde o temprano y tras una larga lucha ha salido adelante y lo refiero en concreto para relacionarlo con la Constitución Política de la Ciudad de México, al hacer notar, que esa larga lucha permitió que todos los partidos políticos pudiéramos ponernos de acuerdo y hacer posible que los temas de libertad de expresión, derecho a la información (garante de la transparencia y acceso a la información), derecho de réplica y derecho a la privacidad, quedaran integrados desde el primero momento, algunos, no todos, en el documento redactado por los ilustres y mejorado por los constituyentes, que llevábamos décadas preparándonos para ello sin saberlo. No tocamos el tema de las concesiones de radio y televisión, porque es materia federal, pero si creamos el Sistema de Medios Públicos de la Ciudad de México, sacándolo del ámbito del Gobierno local para entregárselos a la sociedad especializada desde un punto de vista técnico para ser la primera entidad federativa que cuenta con ello.

Por lo que se refiere a las nuevas tecnologías de la información, propusimos el Gobierno Abierto, es decir, el gobierno transparente y rendidor de cuentas, de manera sistemática y diaria mediante plataformas informativas para que los ciudadanos puedan incidir en las acciones de gobierno. Esta propuesta es transversal y es parte de nuevo comportamiento de todos los poderes y de los órganos autónomos incluyendo a las alcaldías. Con ello nos ponemos a la altura de las ciudades más modernas del mundo.

Me quedé con algo que para mí era muy importante, a partir de mis estudios de Ciencia Política y de Derecho Constitucional, (cursado entre legislaturas, que me permitió llegar preparada para la Reforma del Estado) que era el equilibrio entre poderes con el fin de que la Ciudad de México contara con un Poder Legislativo fuerte, un Poder Ejecutivo fuerte y un Poder Judicial fuerte así como con organismos constitucionales autónomos fuertes, todo dentro de un sistema de frenos y contrapesos. No hubo tiempo y la verdad me encantaría ser parte en algún momento de esa reforma y claro es uno de los grandes pendientes de la Ciudad de México, para poder vanagloriarnos de ser una entidad de avanzada.

Los trabajos de la Constitución fueron verdaderas aportaciones, que permitirán a nuestra Ciudad Capital, ser una entidad de avanzada, pero no por ello podemos sentirnos que es un trabajo acabado. No se requiere de un nuevo constituyente, más si de aceptar, que no ha sido suficiente.

[1] Este gran avance, acaba de ser vulnerado en la Cámara de Diputados en lo que ha sido conocido como la Ley Televisa II/Doring, que pretende restar facultades a la Comisión Federal de Telecomunicaciones y devolvérselas a los concesionarios de radio y televisión. Fue votado por el PRI, el Verde y la mitad del PAN. Espero que el Senado lo rechace porque es un verdadero retroceso.