Entrevista con Raúl Flores | Dirigente del PRD en la CDMX
Mientras sigue la discusión en los corrillos políticos sobre la posibilidad de una segunda vuelta electoral o la necesidad de un gobierno de coalición rumbo a las elecciones de 2018, en la izquierda se analiza el último rechazo del líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, que calificó de mercenario al PRD —y que no declinara a favor de Delfina Gómez en los comicios mexiquenses— y rechazaría nuevamente una alianza en los próximos comicios presidenciales.
Están en la discusión, posiciones ya conocidas que buscan a toda costa que el tabasqueño los perdone, y otros más que evalúan los pros y contras de una alianza con Morena o con partidos como Acción Nacional.
Raúl Flores, dirigente del PRD en la Ciudad de México asegura a Siempre! que López Obrador buscará de nuevo, rumbo a 2018, desfondar su partido, donde asegura que ya pasó lo peor.
Dividió la izquierda
En el PRD se pronuncian por un frente amplio opositor con posiciones encontradas, unos con el PAN y otros con Morena, pero luego de las últimas declaraciones de Andrés Manuel, ¿cómo ve la situación?
Hablamos del último desencuentro en la izquierda y hay que ser claros, Andrés Manuel en lugar de dar la lucha con el PRD decidió darla fuera y formó Morena. La izquierda está dividida y esa escisión la provocó Andrés Manuel. Cuando dice que no necesita al PRD, que sus dirigentes somos corruptos, cualquiera que se precie de respetar la verdad debería de decir en qué hemos faltado a la verdad o a la rectitud cada uno de nosotros. Soy dirigente de la Ciudad de México y AMLO no me puede decir ese tipo de argumentos.
Más allá de eso, se demostró en las elecciones del Estado de México que necesita la alianza de la izquierda para hacer el diferencial de votos y ganar cualquier elección, y no quiere hacerlo. López Obrador le es funcional al PRI, que puede estar hasta cierto punto tranquilo, no le diría que se confiaran, porque el PRD va a tratar de hacer un frente lo más amplio posible para sacar de Los Pinos al PRI en 2018.
Andrés Manuel quiere tener la última palabra en cualquier escenario, no admite otros argumentos que no sean los que a él le gusta escuchar, no hay reflexiones, sino más bien más un monólogo, y nosotros, lejos de estar pidiéndole una alianza debemos ponernos a trabajar.
El debate tiene que ser público, no aceptamos que un personaje juegue con nuestras mentes y no acepte otros comentarios, es un signo de alerta, de autoritarismo, despotismo. Cuando alguien no se presta al debate público, cree que está por encima de cualquiera. Escucho a líderes que se llaman de izquierda que dicen que somos insolentes frente a Andrés Manuel. Perdón, somos la izquierda, no somos dóciles pero sí respetuosos, no le vamos a decir sí a todo, eso nos haría sospechosos de lo mismo que combatimos. Un hombre no puede ser el alfa y el omega de un país tan complejo que necesita apertura democrática.

Somos la izquierda verdadera
Cambiar las cosas no significa hacer otro presidente fuerte, la base de una alianza no puede ser que Andrés Manuel sea presidente, sino que haya un programa de la izquierda que acabe con la desigualdad, con la injusticia. No ser mojigatos a la hora de plantear temas sobre las libertades sexuales, reproductivas, para quienes quieren morir de manera digna o quienes buscan la reforma política del Estado. Somos la izquierda verdadera y no es un cliché. El extinto Heberto Castillo, al que acabamos de celebrar, quería la presidencia no para poner un hombre fuerte u otra tiranía, debemos dejar de prestar oídos a las simplezas de Andrés Manuel que dice que como es honesto, si es presidente, va a acabar la delincuencia, no basta. No tenemos que entregar el país a un solo hombre y eso ya debíamos haberlo aprendido y más desde la izquierda.
Hay que reformar el Estado, cambiar esa relación de hombre fuerte por una relación de mujeres y hombres libres que tomen la obligación de llevar la agenda nacional como propia, que haya una representación en las Cámaras, ser el verdadero contrapeso del Ejecutivo y un Poder Judicial que sí vele por la legalidad. Esas recetas tan simples que nos presenta son irreales y debemos ser muy objetivos. No resuelve nada Andrés Manuel si cree que la solución es ponerlo en la silla presidencial y todo cambiará.
Se señala que Andrés Manuel realmente no quiere ganar, que lo que quiere es ser el eterno opositor y ganarse un lugar en la historia.
Quiere dejar de herencia a sus hijos un partido con prerrogativas, que en el PRD resultaría muy difícil que los hijos estuvieran encargados del partido, y no podría ser él quien tomara todas las decisiones. Pareciera que quiere ser el eterno opositor que no quiere comprometerse, tener la última palabra para condenarlo todo sin terminar de decirnos cómo va a hacer lo que promete.
Esa parte de no comprometerse es de las más peligrosas, porque en el caso de la delincuencia no tenemos un análisis claro y con alternativas. Andrés Manuel nunca ha nombrado a la delincuencia organizada por su nombre, se cuida de nombrar a los cárteles de la droga y lo hace para tener paso franco por el país en sus giras eternas. Y no es así como se va a cambiar al país, no es una posición valiente; claro, al presidente de la república uno le dice cosas, pero el presidente está obligado a rendir algunas cuentas por ley, y Andrés Manuel, hasta la fecha, al hablar del combate al crimen solo dice, somos honestos y eso basta.

Se llevó del PRD a lo peorcito
A Andrés Manuel las recientes elecciones le demostraron que le faltaron alianzas. Con respecto al PRD, ¿qué esperaría que para que haya una alianza se dé una subordinación e imponer sus condiciones?
Mucho de lo que piensa es tratar de vaciar el PRD lo más posible, por cierto, le debo un agradecimiento porque se llevó a lo peorcito, nos libramos de los neoliberales que nos habían invadido con sus teorías del libre mercado a flor de piel y lo único que saben es que el mercado manda, que es el dios, que nada tiene de izquierda. También se llevó a gente con una historia política que nos hacía quedar muy mal como partido y donde también hay personajes como el yerno de Elba Esther o el líder corrupto del sindicato del metro de la Ciudad de México, Fernando Espino. Es el estilo de Maquiavelo de no importan los medios sino los fines. No creo en eso, ética es lo que le falta a la política, una praxis no moralina le falta a la izquierda. No le funcionó aliarse a Elba Esther, y cómo interpretar que incorpore al financiero de Salinas de Gortari: a Alfonso Romo. Gente que se ha dedicado a concentrar el ingreso y no a distribuirlo, se alía a quienes están en la sombra de la duda, ¿ya explicó Esteban Moctezuma que pasó en Aguas Blancas?, fue secretario de Gobernación de Zedillo y funcionario de TV Azteca, entonces ahora sí se vale que Andrés Manuel sea el telecandidato cuando antes criticábamos a Peña Nieto por ser el candidato de las televisoras.
Andrés Manuel apelaría a alianzas de facto para llamar a las bases del PRD y lograr su voto, lo que conllevaría el riesgo de provocar una nueva crisis al desfundarlo. ¿Están preparados?
Desde mi punto de vista, ya pasó lo peor. Todo el mundo decía que el PRD se acababa si se iba Andrés Manuel, y creo que al contrario, si Andrés Manuel no está en Morena lo siento por ellos, porque él es el alfa y el omega como dicen en la Biblia —le gustan las cosas bíblicas—. Nosotros venimos de otra tradición política, somos hijos de la adversidad, no somos hijos del PRI, somos hijos de una izquierda que lucha desde hace muchos años, que nos hemos equivocado, sin duda. Crees que no se me cae la cara de vergüenza por el tema de Abarca y los 43, por supuesto que sí. No puede haber ningún abuso por alguien que se diga de izquierda, pero eso tiene que ser una reflexión profunda de la gente de izquierda, es lo que le vamos a presentar al país, reconocer dónde nos hemos equivocado pero en una reflexión colectiva, no la reflexión de Andrés Manuel ni de ningún líder en particular.
Que el PRD siga por el camino de tener una vida política abierta porque no convence eso de que nadie sabe de qué vive un líder, ni de que nadie sepa por qué toma ciertas decisiones o que él solo tome las determinaciones. Somos una izquierda que grita todo el tiempo porque efectivamente se sabe todo de nuestra vida interna, de nuestras contradicciones, pero prefiero eso a un verticalismo, a una cabeza que solo vea por sus argumentos y no por los de la gente.

Piso parejo y hacia arriba
¿Voltearían sus ojos hacia el PAN para lograr el frente y hasta dónde una alianza nacional progresista?
Esa es la diferencia, hay que discutirla. Diría de entrada que el PAN tiene una ideología muy distinta, para el PAN el individualismo es lo principal, que las condiciones del mercado estén bien; el partido de la desigualdad, creen que en la desigualdad se hacen esas individualidades que justifican todo, si hay un Slim, se justifica porque un mexicano triunfó pero nosotros decimos que debe haber piso parejo y hacia arriba. Es la diferencia no solo con el PAN sino con Andrés Manuel, él quiere igualar hacía abajo, nosotros igualar hacia arriba.
Un objetivo es sacar al PRI de Los Pinos pero el propósito más importante es hacer que los mexicanos tengan alimentación, salud, vivienda, educación, que tengan los satisfactores que se necesitan y no tengamos una pobreza tan lacerante pensando que así es el mercado. Se tiene que avanzar en esos temas antes de plantear una alianza con otro signo que no sea de izquierda.

Álvaro Arreola.
Está creciendo un movimiento político-empresarial: Álvaro Arreola
“Es una provocación mía, pero no podemos desecharla, a estas alturas sería una pésima lectura reducir el análisis a que los únicos adversarios en los comicios de 2018 son Andrés Manuel López Obrador o la estructura del PRI; hay un antipriismo muy vulgar, sí, pero lo cierto es que las bases están saliendo de muchos partidos y hay que encontrar explicaciones históricas: no se han logrado satisfacer las expectativas de justicia y riqueza social”, asegura el investigador Álvaro Arreola del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
“Hay un movimiento que está creciendo y está conquistando a algunos grupos que antes eran incómodos: los empresarios, que están convenciendo, por ejemplo, a las mujeres a que participen más en los comicios. Hay factores estructurales para que haya un crecimiento sólido, fuerte, no necesariamente de la izquierda sino de empresarios que han estado presentes en muchas de las batallas electorales con PRI, PAN y con la izquierda”, asegura el especialista en partidos políticos.
“Ahí está el caso —apunta— no solo de la candidata independiente de Nuevo León, sino también de María Teresa Castell, presidenta de empresarios mexiquenses”.
Para el investigador universitario, quienes han alzado la mano por las candidaturas presidenciales de diferentes partidos son pequeños personajes del teatro político mexicano que tiene rencillas entre ellos y con sus respectivos partidos. “Lo cierto —asegura— es que hoy los partidos están indefinidos, tienen una delgadez ideológica programática y se han convertido en tablas de salvación para muchos grupos y de ahí que surjan tantos candidatos como sea posible”.
Y pregunta que qué harían los partidos si Carlos Slim, uno de sus hijos u otro empresario con carisma, fondos, que han apoyado causas nacionales, fuera candidato del Frente Opositor. “Slim —dice— ya ha sido mencionado en otras ocasiones además de que el fenómeno Trump ha impactado en el país”.



