Domingo de elecciones cerradas

José Luis Camacho Acevedo

Los resultados de las elecciones de este domingo podrían presagiar una modificación radical de la correlación de fuerzas políticas de México. Y es que un factor fundamental es la presencia de Morena como partido político con registro.

La organización de la que es líder formal y moral, así como virtual aspirante presidencial para el año 2018, Andrés Manuel López Obrador le ha quitado al PRI sus grandes reservas electorales, es decir, los estados de México y Veracruz.

Sea quien sea el vencedor en el  Estado de México: Delfina Gómez o Alfredo del Mazo, las victorias arrasadoras del PRI en elecciones para gobernador, ya no se repetirán, según los últimos comicios electorales.

Emilio Chuayffet derrotó al PAN con una diferencia del 65% de los votos (un millón 393 247).

Arturo Montiel ganó a José Luis Durán con apenas el 7% de los votos. (225 511)

Sin embargo con  Enrique Peña Nieto como candidato volvió a dar a su partido una ventaja muy significativa: el 23% arriba de la coalición PAN-Convergencia. (864 915).

Y Eruviel Ávila superó todos los registros anteriores y barrió a la coalición PRD-PT-Convergencia con unas impresionantes cifras: 41% adelante. (Un millón 997 731 de diferencia).

En esta ocasión, el escenario es muy diferente.

Existen dos asignaturas pendientes, que lastimas y seguramente hacen la diferencia este domingo: la corrupción y la inseguridad, mismos que la sociedad, ya no está dispuesta a perdonar.

Alfredo del Mazo es parte del círculo cercano del presidente, el efecto contaminador de la corrupción y la inseguridad que se vive en la entidad, podría afectar su imagen ante un electorado irritado.

Si por primera vez la izquierda en el Estado de México superó en el 2011 el millón de votos, hoy Morena, AMLO y Delfina Gómez se presentan como la opción de cambio más confiable y pueden llevarse cerca del 33% del padrón más importante del país. Es decir casi 4 millones de votos.

Esa cifra, le arrebata a los priistas más de un millón y medio de  votos. Esto es que para las presidenciales, teniendo Morena más del 30% en Veracruz y la CDMX; por su parte el PAN barriendo al PRI en Guanajuato, Puebla, Tamaulipas y Nuevo León. Necesariamente  el tricolor tendría que buscar recuperarse en las entidades antes mencionadas, además de mantener sus estados reductos: Hidalgo, Sonora, Sinaloa y Tlaxcala, con la finalidad de  estar en la contienda de 2018.

Soltar la sucesión para Peña significa prescindir de su círculo cercano como posibles candidatos presidenciales. Es decir, eliminar en automático a Luis Videgaray (que al parecer ya leyó bien el escenario 2018 y declaró que su militancia ya la tiene bien guardada); Miguel Ángel Osorio Chong, quien representa al priísmo más antidemocrático, duro y que suele negociar en lo oscuro; José Antonio Meade, que nadie sabe bien se es coche o camioneta, ya que viene del calderonismo y nace en el peñismo de la mano de su compañero de ideas Luis Videgaray.

Si Peña Nieto no quiere correr el riesgo que está viviendo en el Estado de México con Alfredo del Mazo, le queda solamente recurrir a tres opciones.

  1. a) La del corte sexagenarios, tan desacreditas por Donald Trump, y que su única carta sería José Narro Robles.
  2. b) La del corte Macron de Francia, y que, toda proporción guardada, tendría como jugadores a Aurelio Nuño, Enrique de la Madrid o Mikel Arriola.
  3. c) Los externos encabezados por Manlio Fabio Beltrones y en la pudieran inscribirse Emilio Gamboa o la yucateca Ivonne Ortega Pacheco.

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