La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos señala que México ocupa el primer lugar de embarazos adolescentes entre los 35 países que la conforman. Aproximadamente, el 70 por ciento de estos embarazos provienen de familias que ganan menos de dos salarios mínimos y provocan una deserción escolar de más del 95 por ciento de los casos. Un estudio del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRF) dice que la prevalencia de depresión grave en madres adolescentes va de tres a 24.7 por ciento.

La institución Voz Pro Salud Mental Ciudad de México publicó información que evidencia la problemática actual de los embarazos adolescentes, considerada también por expertos como un asunto de carácter psicosocial. En 2015, el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática registró más de 400 mil nacimientos provenientes de madres con edades de 15 a 19 años, y más de 10 mil de niñas menores de 15 años. La suma de ambos sectores constituyó cerca del 18 por ciento del total de nacimientos registrados el año.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud reporta que cada año, a nivel mundial, nacen más de 16 millones de niños de madres entre 15 y 19 años, y alrededor de un millón provenientes de madres menores de 15.

Investigaciones del INPRF señalan que en México esta situación se presenta con más facilidad en hogares rurales y de bajos ingresos —aproximadamente el 70 por ciento de estos embarazos provienen de familias que ganan menos de dos salarios mínimos—. Asimismo, se da con mayor frecuencia en familias disfuncionales, en hogares donde la comunicación entre padres e hijos es poco eficaz o nula o en los hijos de quienes fueron a su vez madres adolescentes.

Riesgos y consecuencias

El embarazo en la adolescencia presenta serios riesgos y consecuencias a nivel biológico, psicológico y social. El cuerpo de una adolescente todavía no está listo para procrear, su nivel de madurez emocional es insuficiente para llevar a cabo la responsabilidad de ser madre y aún no ha consolidado una independencia económica y afectiva.

A nivel biológico, los riesgos para la madre incluyen una mayor probabilidad de parto prematuro, necesidad de cesárea, hipertensión, infecciones urinarias, anemia y mayor riesgo de muerte. De acuerdo con la OMS, la segunda causa de muerte en mujeres de 15 a 19 años son los problemas relacionados con el embarazo y el parto. Los riesgos para el niño incluyen bajo peso, malformaciones, nutrición insuficiente y mayor riesgo de muerte infantil durante y después del nacimiento (los riesgos son mayores si la madre es menor de 15 años).

A nivel social, este tipo de embarazos suelen causar rechazo. La familia tiende a responsabilizar a la madre, y los novios de las jóvenes tienden a abandonarlas, por lo que se vuelven madres solteras. El Estudio de población sobre factores de riesgo en adolescentes mexicanas embarazadas y en la maternidad, realizado en 2012 por el INPRF, encontró en una muestra representativa de más de ocho millones de adolescentes embarazadas y madres que una de cada cinco era soltera. El rechazo de la pareja y la familia puede provocar que la madre se aísle por vergüenza o miedo a ser juzgada.

Otra grave consecuencia es la deserción escolar en más del 95 por ciento de los casos, lo cual limita sus posibilidades de conseguir un trabajo bien remunerado a futuro, un dato importante es que los hijos de madres adolescentes tienen mayor probabilidad de deserción escolar y mayor riesgo de convertirse, a su vez, en padres o madres adolescentes.

A nivel psicológico, al tener que asumir las responsabilidades de un adulto, la madre interrumpe su desarrollo emocional y su búsqueda de identidad. Esto puede provocarle sentimientos de culpa, miedo, enojo, ansiedad o la pérdida del control de su vida.

Depresión

El Estudio de población sobre factores de riesgo en adolescentes mexicanas embarazadas y en la maternidad (INPRF) menciona que la prevalencia de depresión mayor en madres adolescentes va de 3 por ciento a 24.7 por ciento, dependiendo de la etapa del embarazo o post-parto en la que se encuentren.

Otro estudio, “Depresión en adolescentes embarazadas”, publicado en la revista Enseñanza e Investigación en Psicología en 2009 encontró que las madres que se encuentran solteras o divorciadas tienen mayor probabilidad de presentar depresión que aquellas quienes están casadas o en unión libre.

La mayoría de las jóvenes que presentan esta condición no buscan ayuda, ya sea por desconocimiento, por miedo al estigma que conlleva visitar un servicio de salud mental, por falta de tiempo o falta de recursos económicos.

Si la depresión gestacional y post-parto no es atendida es posible que se presente un episodio posterior, un segundo embarazo o consumo de sustancias, mala alimentación, falta de cuidados prenatales y postnatales, falta de cuidados hacia el bebé y en los casos más extremos suicidio

En Voz Pro Salud Mental se considera importante realizar campañas efectivas de educación sexual que ayuden a prevenir los embarazos no deseados, sobre todo en adolescentes. Asimismo, resalta la importancia de la difusión de información sobre la depresión gestacional y post-parto, la comunicación y el apoyo familiar para prevenirla y la búsqueda de tratamiento en caso de requerirlo.