Dicho y hecho. Ya casi todos se volvieron locos con eso de la elección presidencial. Es más, todavía no tenemos gobernador electo en el Edomex —el Instituto Electoral del Estado de México  dice que la cosa se resolverá por ahí de agosto próximo— y a muchos ya se les queman las habas para adelantarse en la carrera por buscar y elegir al sucesor del presidente Enrique Peña Nieto. ¿Y los pendientes del país? Bien, ¡gracias! Ahorita no molesten a los políticos con esas nimiedades, ¿verdad?

En la lista de los más desesperados podemos considerar a la señora Margarita Zavala Gómez del Campo, del PAN, y a Andrés Manuel López Obrador, de Morena, quienes prácticamente ya están en plena campaña proselitista con todo y que aún no son los tiempos. Pero como en el Instituto Nacional Electoral INE, especialista en papar moscas, no sé si consciente o inconscientemente, no existe la más mínima intención de poner las cosas en orden, tanto la ex primera dama como el tabasqueño prácticamente ya andan por todos los rincones del país promoviéndose como dos de las figuras que seguramente estarán en las boletas que se repartirán para sufragar el próximo 1 de julio de 2018.

Cabe destacar que el fin de semana pasado, durante el Congreso Nacional de Morena, el Peje ya dejó en claro que para el año venidero los morenos no tienen pensado ir en alianza con nadie, excepto con el Partido del Trabajo, con lo que prácticamente ya le machucaron los dedos con la puerta a Alejandra Barrales, la líder nacional del PRD, quien ardía en deseos por pactar desde ya una coalición con los blanquiazules, sin tomar en cuenta a los pesos pesados del partido del sol azteca y su militancia. Esto provocó que a mediados de la semana el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Mancera, refiera que las alianzas deben ser amplias y no nada más entre dos partidos, a lo que yo agregaría que deberían ser entre fuerzas de orígenes y filosofías compatibles y afines porque lo único que han hecho el PAN y el PRD en tiempos recientes es trabar un inexplicable amasiato abanderando sus ambiciones con expriistas y así, discúlpenme, pues no se pueden construir proyectos políticos sustentables y convincentes.

Ahora bien, también vale la pena destacar la postura del secretario de Salud del gobierno federal, José Narro Robles, a quien varios periodistas y comunicólogos han querido emboscar con sus cámaras, micrófonos y grabadores para que se deje llevar por el entusiasmo y levante la mano como presidenciable por el PRI y sacarle alguna ventaja a sus colegas del gabinete legal y ampliado que, obviamente, también tienen aspiraciones con miras a 2018. Pero no, el exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México, como la gran mayoría de los secretarios de Estado de la administración peñanietista, si algo saben hacer a la perfección es comportarse a la altura de las circunstancias y bajo ningún motivo los veremos irse de la lengua cuando menos de aquí a que termine el año. Los priistas están muy unidos en ese aspecto y jamás los veremos metiéndose el pie entre ellos, algo que si ocurre con frecuencia en otros partidos.

Sí, la carrera por la Presidencia de la República ya comenzó y aunque todavía no están bien claras las reglas de lo que se puede y no se puede hacer, ya muchos están más que listos para pasarse de listos y acaparar la atención del electorado, pero como bien decía José Alfredo Jiménez “no hay que llegar primero, sino hay que saber llegar…”

¿O ustedes qué opinan?

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