Para la dirigencia del PRD es lo mismo aliarse con Dios que con el diablo. Incluso, una declaración de su principal dirigente anunció que buscarían ir con la izquierda y que, si eso no fuera posible, lo harían con la derecha. La repulsa de Morena a integrar ese frente dio el pretexto ideal para echarse en brazos del PAN, que lo celebró de inmediato, pues representa la posibilidad de no seguir en el tobogán comicial.
Días antes de la declaración de amor entre el PAN y el PRD, en un acto de homenaje a Ifigenia Martínez, ella misma y Porfirio Muñoz Ledo plantearon la necesidad de que la izquierda, o cualquier cosa que se entienda como tal, fuera unida a la elección presidencial del año próximo. Lamentablemente, sus palabras no fueron escuchadas en el PRD ni en Morena, pese a que estaba presente Berta Luján, quien pertenece al círculo más cercano a Andrés Manuel López Obrador.
Ante el inmenso despliegue de triquiñuelas y dinero del PRI y de los gobiernos federal y estatal, la elección del Estado de México mostró, si hiciera falta, que hay la firme determinación de cerrarle el paso a Morena, aun si para el caso se tiene que echar mano de recursos ilícitos, lo que pareciera innecesario si se toma en cuenta que los priistas tienen cómoda mayoría en los órganos electorales (INE, IEEM, Trife y los que se acumulen esta semana), que previsiblemente se harán de la vista gorda el año próximo, como lo hicieron el mes pasado en la entidad mexiquense.

Esa cerrazón de “la mafia en el poder” (AMLO dixit), por lo demás evidente, no ha bastado para convencer a los morenistas de la necesidad de integrar un frente en el que quepan todas las fuerzas de izquierda, las de semizquierda y hasta algunas de derecha, pues no solo se trata de competir, sino principalmente de ganar.
Por otra parte, la alianza PAN-PRD es mera suma de ineficiencias. El PAN porque ya vio que no podrá repetir la feria de triunfos de 2016, sino que, por el contrario, hace rato que su votación está a la baja. Por otra parte, la perruna pelea por la candidatura presidencial presagia malos momentos para la banda de azul y blanco, como lo veremos en 2018.
Más patética es la posición del PRD, partido que ha entrado en una fase de plena descomposición, con sus opulentos dirigentes ávidos de seguir obteniendo riquezas y con una base decepcionada que ya considera a Morena como la opción más viable. En esa alianza con el PAN, los líderes amarillos saben que políticamente recibirán solo las migajas que les arroje su aliado y jefe, pero en términos pecuniarios es otra cosa. Con dinero baila el perro.


