Las coaliciones son siempre muy pujantes para
derribar, pero siempre impotentes para crear.
Emilio Castelar
El modelo político electoral mexicano ya no funciona; el sistema de partidos está totalmente agotado y rebasado. No genera la confianza y mucho menos los resultados que la sociedad actual necesita. Esto deriva en la parálisis social, económica y política que padecemos junto con el hartazgo y enojo, base del “mal ánimo social” donde estamos inmersos.
Quizás por todo ello algunos líderes partidistas han propuesto la panacea de crear un frente amplio opositor que postule un candidato común para las elecciones presidenciales del próximo año. Hasta aquí todo parece realmente una propuesta de vanguardia que permitiría, según la visión de los proponentes, definir un nuevo México, una nueva estructura y formas de operación del poder político que permitan, eficacia y eficiencia gubernamental, combatir la corrupción y con eso encender los motores de crecimiento y desarrollo que el país necesita.
Expresan que no se trata de una coalición ni una alianza de partidos, sino de un frente amplio que permita integrar actores políticos, académicos y ciudadanos en general. Todos aquellos que quieren cambiar de fondo las estructuras anquilosadas de poder y retroceso producto de los últimos años de gobierno federal, pero más tardó en anunciarse esta propuesta que en salir voces que están en contra y se oponen a que partidos de distintas ideologías se unan.
En materia de coaliciones y alianzas, este no es un tema nuevo, prácticamente en la ultima década la mayoría de partidos políticos participó en los procesos electorales locales y nacionales coaligado o en alianza con fuerzas políticas distintas a la propia. La experiencia dicta que han sido acuerdos momentáneos para en determinados lugares y circunstancias evitar que los gobernantes en turno continúen y lleguen los opositores a suplirlo en el gobierno.
Hasta ahí muchas de esas alianzas o coaliciones dieron resultado y en muchos casos generaron la alternancia política que por décadas había sido negada. Sin embargo, a la hora de generar la integración de la administración publica, el gobierno, los planes y proyectos de políticas publicas, las coaliciones no funcionan, pues no existe integración plural de los integrantes de las diversas fuerzas políticas coaligadas y mucho menos integración de sus plataformas comunes.
A todas luces han resultado ejercicios electoreros para cambio de autoridades, pero no han generado gobiernos de coalición que serian en dado caso lo que el país podría demandar. Si en términos locales ha sido una tarea muy compleja sin resultados de largo plazo, a nivel nacional un frente amplio opositor que solo se quede en cambiar a quienes ostentan el poder, sin contar con un plan bien sustentado de gobierno de coalición y políticas publicas. Está destinado al fracaso.
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