En México, en el marco de las discusiones sobre el llamado Frente Amplio, uno de los temas que los críticos han utilizado para augurar el fracaso de esta iniciativa tiene que ver con los acuerdos que puedan lograr partidos que tienen ideologías opuestas.

Esto ha llevado al surgimiento de frases como que se trata de la unión del agua y el aceite, que es una alianza contranatura y otras similares en referencia a los acuerdos que han alcanzado el PAN y el PRD en algunas elecciones estatales, como fue el caso de Quintana Roo, Durango y Veracruz en 2016, entidades donde triunfaron sobre el PRI.

Pero hablar de que dos institutos políticos contrarios pueden llegar a alcanzar un acuerdo que trascienda las elecciones, es algo de lo que se tienen ejemplos en otras partes del mundo.

Uno de ellos lo encontramos en Alemania, país en donde se denominó como “gran coalición” a los gobiernos que se han formado al darse la alianza entre la Democracia Cristiana, CDU, por sus siglas en alemán —en conjunto con la CSU, Democracia Cristiana de Baviera—, y la Socialdemocracia, SPD.

La primera “gran coalición” se dio en 1966 bajo la candidatura de Kurt Georg Kiesinger. Más recientemente, Angela Merkel ha gobernado en dos periodos con dicha figura.

Las carteras, equivalentes a nuestras secretarías de Estado, se reparten equitativamente entre ambos institutos políticos, quedando en la actualidad dicho reparto de la siguiente manera: para CDU, interior, defensa, familia, educación, cancillería; en tanto para la CSU, economía y agricultura, y para la SPD el ministerio de exterior, justicia, hacienda, trabajo, sanidad, tráfico, medio ambiente y cooperación al desarrollo.

Tabaré Vázquez.

América Latina

Otra experiencia exitosa la tenemos en Uruguay, donde el denominado Frente Amplio ha logrado ganar la presidencia de dicho país con Tabaré Vázquez, con una mayoría en el Congreso. Dicho Frente, aunque mayoritariamente conformado con partidos de izquierda, ha dado cabida a institutos de derecha como la democracia cristiana o los liberales.

A mediados de la década de 1960, en Brasil, adversarios políticos se reunieron en torno al Movimiento Democrático Brasileño para enfrentar la dictadura militar que, entonces, gobernaba el país. En su manifiesto pidieron elecciones directas, reforma política y desarrollo económico. La respuesta de la dictadura fue proscribir el movimiento.

En naciones como Chile, Panamá, República Dominicana y Argentina se han creado, también, frentes amplios aunque en estos casos solo con partidos de izquierda.

Quizás el ejemplo más exitoso se encuentra en la formación de Concertación de Partidos por el No en Chile, en el marco del plebiscito para decidir si continuaba o no la dictadura de Augusto Pinochet. En dicho frente participaron 17 partidos, los cuales al ganar ayudaron a una transición democrática pacífica.