Entrevista con Nydia Egremy | Internacionalista, UNAM

 

Casi toda la vida de Luis Inácio Lula da Silva ha sido combativa. Desde sus orígenes humildes como obrero metalúrgico hasta su activismo como organizador de sindicatos y líder huelguista. A su combatividad se le debe incluso el debilitamiento de regímenes militares que durante décadas privaron de la libertad a millones de brasileños. Tras una serie de postulaciones a la presidencia, el afamado luchador social llegó el primero de enero de 2003.

Su gobierno fue elogiado como un nuevo horizonte para la izquierda, que tuvo su auge en la primera década del 2000, sobre todo en Sudamérica. Lula da Silva fue reelegido en 2006, para un nuevo periodo en el que aplicó reformas que elevaron la competitividad económica de Brasil a tal grado que se ubicó como una de las principales potencias mundiales.

Lula dejó el poder en 2010, con una popularidad del 80%. Esta semana, el juez Sergio Moro, encargado del caso Petrobras, lo declaró culpable de corrupción pasiva y lavado de dinero, delitos por los que se le dictó una sentencia de nueve y medio años de cárcel. Entre otras cosas, se le responsabiliza por haber aceptado una residencia en Sao Paolo con valor de 1.7 millones de dólares a cambio de favores otorgados a la constructora OAS en contratos públicos.

Para la internacionalista Nydia Egremy, esta sentencia es parte de una serie de estrategias armadas por los enemigos de la izquierda no sólo brasileña sino sudamericana, los cuales tienen antecedentes que los implican en acciones delictivas como ha sido el caso del actual presidente Michel Temer. Señaló que la medida busca impedir que se postule nuevamente en los comicios del 2018. Esta es la entrevista que ofreció a Siempre! vía correo electrónico.

Estrategia de desacreditación

¿Qué implicaciones tiene para Brasil la sentencia dictada contra un ex presidente como Lula da Silva, llamado el gobernante del pueblo?

En principio, se confirmaría que el sistema judicial de Brasil, con el Juez Sergio Moro como cabeza visible de los procesos anticorrupción, fue usado por los adversarios políticos del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva y del Partido de los Trabajadores (PT), para cerrarle el paso a su candidatura la presidencia en los comicios del próximo 2018.

En segundo lugar, la sentencia contra el expresidente implica que el proceso en su contra nunca fue para evitar la corrupción, sino para desacreditarlo ante los brasileños y en el extranjero. Las aventuradas acusaciones así lo confirman.

En tercer lugar, esa acción constata que el PT fue incapaz de detener la ola de represalias de la derecha brasileña contra los sucesivos gobiernos de Lula y de Dilma Rousseff.

Beneplácito de EU

Expertos internacionales opinan que esta sentencia va dirigida a deshabilitar todo el aparato de izquierda en Sudamérica, ¿Qué opina?

A nivel geoestratégico, esa sentencia favorece la aspiración hegemónica del huésped de la Casa Blanca, Donald Trump, de “Hacer grande América” así como de las corporaciones energéticas y manufactureras, que celebran la posibilidad de que el futuro gobierno de Brasil proteja sus intereses y no, como con Lula y Dilma, tener que pagar regalías justas por la explotación de la riqueza brasileña.

A ello contribuye el triunfo de la centroderecha en Argentina y Perú. En el mapa político regional no se atisba un resurgimiento de gobiernos de la izquierda en el corto plazo. Ecuador estrena un presidente, que podría desmarcarse de su antecesor si la situación económica y social se deteriora y Bolivia que espera una eventual reelección del presidente Evo Morales.

En los entretelones de esta caída de las izquierdas, está la baja mundial en los precios del petróleo, gas y materias primas que afectó sustantivamente la economía de los llamados gobiernos progresistas. También influye la exitosa campaña mediática de Washington y la prensa corporativa, para construir la percepción de que las izquierdas han fracasado y que son corruptas mientras silencian el contexto económico.

Esa ofensiva hace necesaria la autocrítica del PT. Su burocratización e incapacidad para adelantarse a los acontecimientos con visión estratégica, liderar una resistencia efectiva y sumar alianzas se traduce en el éxito de sus adversarios. El partido fue omiso al llamado del propio Lula, hace casi un año, de no dejar perder los logros alcanzados durante su gestión y de su sucesora.

Intensificará la crisis en Venezuela

Esta acción también podría servir como una advertencia para el gobierno venezolano, en jaque por multitudinarias protestas y acusaciones de corrupción, incluso vinculadas con empresas brasileñas como Oderbrecht, ¿Cómo podría afectar a ese país?

Venezuela es la primera reserva mundial de petróleo, pieza clave en la geopolítica energética estadunidense. Recuperar esa fuente es un objetivo no visible detrás de la tenaz ofensiva opositora contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Con la riqueza petrolera, la Revolución Bolivariana logró avances inéditos para los venezolanos. La escalada de violencia con “guarimbas” y “bachaqueos”, además de sabotajes y campañas mediáticas de odio, ha desestabilizado a un gobierno reconocido por la comunidad internacional y dividido a la sociedad.