Algún despistado podría pensar que México forma parte de las tierras raras, por las extrañas cuestiones que suceden en el país, que van más allá del surrealismo para ubicarse en el reino de la impunidad y la corrupción. Pero en realidad no es así, el país no forma parte de las tierras raras, pero sí está en su búsqueda.

Las tierras raras no son lugares no explorados, sino elementos químicos que hasta hace pocos años eran vistos con poco interés comercial y, por tanto, sin mayor importancia, pero el desarrollo de las tecnologías de la información, con su consecuente miniaturización, han hecho indispensables estos elementos que se encuentran en un lugar aparte en la tabla periódica.

 

Ni tierras ni raras

Las tierras raras forman parte de la sexta fila de la tabla periódica pero se les coloca en su parte baja por su número, ya que son 15, llamados lantánidos porque comparten características comunes con el lantano, por ejemplo, son de color gris y plateado y son suaves, maleables y dúctiles.

Esos elementos, que ocupan las posiciones del 57 al 71 de la tabla periódica, son lantano (La), cerio (Ce), praseodimio (Pr), neodimio (Nd), prometio (Pm), samario (Sm), europio (Eu), gadolinio (Gd), terbio (Tb), disprosio (Dy), holmio (Ho), erbio (Er), tulio (Tm), iterbio (Yb) y lutecio (Lu). Además se les suman el escandio (Sc) y el itrio (Y) porque tienen similitudes con los lantánidos.

En total se trata de 17 tierras raras, pero no son ni la una ni la otra. Su nombre de raras se les dio a principios del siglo pasado porque era difícil separar estos elementos de los minerales que los contienen, raramente se les daba una utilidad y se les consideraba escasos. La denominación de tierras es porque antiguamente se llamaba así a los óxidos y los minerales que tenían un aspecto terroso.

Ahora se sabe que el cerio, el itrio y el neodimio son más abundantes que el plomo; incluso el tulio, que es el más escaso de ellos, se encuentra en mayor proporción en el planeta que el oro y el platino. En cuanto a su poca utilidad, ahora son los elementos más codiciados y apreciados por su importancia estratégica en la manufactura de numerosos equipos y dispositivos, y por su relevancia en la producción de catalizadores.

En una extensa lista no exhaustiva, algunos de sus usos y aplicaciones se encuentran en generadores eólicos, vehículos eléctricos e híbridos, teléfonos celulares, equipos de comunicación, superconductores, televisores de color, lámparas fluorescentes y cristales, reactores nucleares, activadores de sustancias fosforescentes, altavoces y auriculares, dinamos de bicicletas, frenos de carretes de pesca, motores de imanes permanentes, motores usados en trenes de levitación magnética, diodos emisores de luz (LED), pastillas para guitarra eléctrica y miniaturas para juegos, en especial Warhammer Fantasy Battle.

Encabeza proyecto de investigación el doctor Lorenzo Martínez Gómez: “El proyecto de tierras raras es económicamente interesante”

 

Nueva fiebre de oro

Esas y muchas más posibilidades de aprovechamiento de las tierras raras las han convertido en una nueva fiebre de oro, que se ha extendido a todo el mundo. Desde hace algunos años China ocupa el primer lugar en la producción de minerales y aleaciones de tierras raras, ya que aporta cerca de 97 por ciento de la producción mundial. Los precios en el mercado van de cincuenta mil hasta noventa mil dólares la tonelada, aunque algunos analistas consideran que puede llegar a millones de dólares.

Con esta demanda de tierras raras, varios países han emprendido su búsqueda febril. Estados Unidos creó el Centro de Materiales Críticos o Proyecto Manhattan de las tierras raras; Dinamarca en una zona volcánica de Groenlandia, que quedó expuesta por el deshielo causado por el cambio climático, encontró minerales de tierras raras. Asimismo, Gran Bretaña, Corea del Sur, Afganistán, Nueva Zelanda, Afganistán y varios países africanos se han sumado a la empresa de explorar sus territorios para detectar tierras raras.

Nuestro país también se ha unido a esta exploración. En 2013, se inició el proyecto de sustentabilidad energética a partir de tierras raras, que dirige el doctor Lorenzo Martínez Gómez, del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, en el que participan la Secretaría de Energía, el Conacyt y otras instituciones estatales.

“Con cinco milésimas que se encuentren de tierras raras el proyecto ya es económicamente interesante. En Oaxaca hallamos concentraciones de 10 a 15 por ciento y en Hidalgo de cuatro a cinco por ciento. En Coahuila, Sonora, Sinaloa y Durango también llegaron a cuatro por ciento. Son concentraciones adecuadas para justificar inversiones mineras”, ha considerado el doctor Martínez Gómez.

Así es que México podrá ingresar de lleno en el mercado de las tierras raras, si es que no se crea una reforma mineral para que compañías extranjeras hagan la explotación de esta riqueza.

reneanaya2000@gmail.com

f/René Anaya Periodista Científico