Míriam Ruiz, AHF México.A un mes de la reunión cumbre de la Organización de Estados Americanos (OEA), la situación en Venezuela se ha deteriorado aún más. La posición dura mostrada por la entonces secretaria de Relaciones Exteriores, Delcy Rodríguez, en opinión de expertos internacionalistas, sólo sirvió para profundizar la crisis en lugar de dejar una puerta abierta a una solución. Según Míriam Ruiz, directora de abogacía de la Fundación AHF México, afirmó que la reunión sólo fue una exhibición de propuestas en lugar de un foro de resolución de problemas, donde las mayorías no son las definen los esquemas de acción, sino los grupos interés. Esta es la entrevista que dio a Siempre! vía correo electrónico.

¿Cuál es su opinión respecto a esta reunión de la OEA?

Sin duda no fue una reunión diplomática cualquiera. Estuvo sumamente polarizada al tardar de generar un acuerdo sobre la crisis en Venezuela, misma a la que no se llegó, pese a que 20 países pidieron un cese a la represión y una restauración del orden democrático, fueron las naciones del Caribe quienes movieron la balanza para que no se llegara al voto necesario, que eran de 24.

En mi perspectiva esta reunión dejó dos lecciones muy importantes. En primera, se evidenció que vivimos un momento nefasto para los derechos humanos de nuestro continente. Esto salió claramente a la luz no sólo en el panel sobre derechos humanos y seguridad, o en el magro espacio para la sociedad civil, sino en una de las sesiones donde se discutieron las resoluciones contra y las planteadas por Venezuela. Los cancilleres presentes hicieron volar acusaciones de uno y otro lado.

No hay justicia para las familias de Ayotzinapa, se matan periodistas en México, en Honduras, en Venezuela… el feminicidio, que hasta hace poco no se reconocía como un fenómeno; se usó para los ataques entre países.

Me parece un gran momento que el respeto a los derechos humanos, a la vida, a la libertad hayan estado en ese foro. Me entristece pensar que nadie regresará a casa para limpiarla  y poner orden.

La segunda lección fue que muchos países pequeños e invisibles, como son muchas veces las naciones del Caribe, tienen un voto cada uno ante la OEA, con el mismo peso que tienen países grandes como México o Brasil. Fue evidente que la mayoría no se impone como se hubiera esperado, pues bastó el veto de cinco naciones caribeñas para impedir una resolución que buscara un acuerdo para Venezuela.

En especial Venezuela ha criticado el hecho de que está sufriendo un boicot imperialista por parte de sus propios aliados en la zona, ¿qué opinión tiene de esto?

No podemos ser personas ingenuas y pensar que todo tiene que ver con salvar a la población venezolana y es el único interés de quienes han promovido la resolución contra el régimen de Maduro, pero es cierto que no solamente son países, sino personas y movimientos que tuvieron esperanza en lo que traería la República Bolivariana y ahora miran con terror lo que está pasando allá. ¿Sería más fácil tomar una decisión si habláramos del régimen de un país lejano como en su momento el apartheid en Sudáfrica? Quizá, pero en el caso de Venezuela, sí hay muertos, sí hay represión.

Algo que también me gustaría destacar es la imposibilidad por llevar ayuda a Venezuela, sobre todo en cuestión de salud, como es el caso de las denuncias hechas por grupos de personas con VIH que no tienen antirretrovirales. Estos tampoco tienen cómo nutrirse adecuadamente y no hay manera de entrar con ayuda o medicamentos a ese país. Esta situación está afectando los derechos humanos, sobre todo, de una población altamente en riesgo sanitario.

¿Cuál es la tendencia final que mostró el actual foro de la OEA?

Saliendo del tema Venezuela, para mí sería magnífico si se cumple la propuesta del secretario Almagro de mantener una Asamblea permanente. La propuesta, claro, es sobre el tema Venezuela. Para las coaliciones regionales de derechos humanos, de derechos sexuales y sobre poblaciones LGBT, un espacio permanente donde se acusen, reviertan y reparen todas las violaciones a derechos fundamentales haría del continente americano un buen lugar para vivir. Pero en esta cumbre sólo fue Venezuela y los otros 37 países.