Desde el inicio de su carrera artística fue etiquetado como un “pintor de la historia humana actual”, supo plasmar la génesis de la presente cultura narcisista, donde hay una relación entre el lado luminoso y el lado oscuro del consumismo, de plenitud y decadencia, que produce el sueño utópico de abundancia y poder o de frustración y pobreza al consumidor que se cree acreedor de tener todo, por el solo hecho de ver las imágenes de “realidades sociales” en anuncios principalmente televisivos. Y Andy Warhol también era su propio publicista, extraordinario, sabía fascinar a los demás, provocando interés pasivamente, sin ostentaciones de poder y éxito, su frialdad era un imán, pues sugería seguridad, además creaba con su silencio la apariencia de no necesitar de otras personas, se rodeaba de narcisistas que tenían sueños de poder y éxito, y los empujaba a hacer cosas para él, lo lograba siempre: deseaban una muestra de reconocimiento y favor. Andy Warhol también era un narcisista en tiempos de narcisistas, su personalidad intrigaba, seducía, al igual que cualquier personaje que busca reconocimiento a través de “primeras impresiones”, pero sin tener la necesidad de ser provocativo, como sucedía con las estrellas que asistían al estudio de radio y posteriormente estudio de televisión Studio 54, donde famosos y desconocidos tenían “sus quince minutos de fama”, palabras de Warhol, que era un asiduo asistente, porque lo movía el interés de registrar la imagen de las celebridades, su plena decadencia, los fotografiaba, los pintaba, y escogía desconocidos y famosos para hacer sus películas. Warhol era un narcisista que provocaba pasivamente, a través del arte de la imagen para construir un efecto halo alrededor de su personalidad, como sucede en la actualidad, que se crean identidades enigmáticas en las redes sociales, al subir fotos o mensajes que crean “primeras impresiones”, para dar rienda suelta a la imaginación en una construcción de juicios sin valor sobre las personas que comparten como narcisistas pasivos, al igual que Warhol.

Y si viviera Andy Warhol que nació hace ochenta y nueve años (un seis de agosto), haría un retrato más para seguir pintando la “historia humana actual”, pintaría una estrella “oscura” como lo es para Estados Unidos en la actualidad Donald Trump.