Antes de empezar, quiero enviar mis felicitaciones más sinceras a la directora de la revista Siempre!, Beatriz Pagés, porque su prestigiada publicación ha cumplido ya 64 años de circular en el territorio nacional, convirtiéndose en un referente obligado para la opinión pública. Su padre, don José Pagés Llergo, fundador de la revista y uno de los periodistas mexicanos más destacados y prestigiosos del siglo XX, se sentiría muy orgulloso de ella por su destacada labor. Adelante, Beatriz, con este gran esfuerzo.
Entremos ahora en el tema que nos ocupa este número. El PET (polietileno tereftalato derivado del petróleo) es un material creado y patentado por científicos europeos en 1941, pero a México llegó hasta los años 80, y por sus grandes ventajas en la industria, fue adoptado rápidamente por fabricantes de alimentos y bebidas, principalmente para envases de sus productos. Desde la década mencionada, México se ha convertido en uno de los países de mayor consumo de refrescos en el mundo y ocupa el primer lugar como consumidor de agua embotellada, y por lo mismo, en un gran generador de envases de PET, material considerado altamente contaminante, pues tarda hasta mil años en degradarse.
Esta problemática ocupó durante muchos años el esfuerzo de autoridades y grupos ambientalistas tanto en México como en algunas otras naciones para buscar alguna solución. En esta búsqueda también participó el sector industrial. De esta manera, se encontró que el reciclaje era el mejor método para salir del escollo que representaba el PET como contaminante ambiental. Junto a ello, en las grandes ciudades, como la de México, también se impulsó una estrategia de acopio de envases y empaques que utilizan este material para canalizarlos en empresas especializadas.
Así actualmente México se ha convertido en la nación de mayor actividad de reciclaje de PET en América. Por ejemplo, en 2014, se recuperaron 405 mil toneladas de este material, cuando en 2002 apenas se recuperaban 6 mil toneladas. Cabe mencionar que a esta tarea se han sumado grupos industriales de las principales ciudades del país, incluida la Ciudad de México, que conforman más de 80 marcas de productos como refrescos, aguas minerales, purificadas, bebidas deportivas, salsas, aderezos, condimentos y alimentos.
Es importante señalar, estimados lectores, que México de esta manera está cumpliendo con los acuerdos en materia de reciclaje que se establecieron en 2015 en el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, donde más de 40 empresas líderes se comprometieron a reciclar 70 por ciento de los envases de PET que utilizan, en una iniciativa que busca evitar la llegada de este material a los océanos.
Desde luego que para erradicar por completo el problema que representa el PET aún faltan muchos episodios. Uno de ellos es la concienciación de la población en general para sumarse a una cultura de sustentabilidad, en donde primordialmente se limite el uso de este material. Un ejemplo en este sentido, que se debe resaltar, lo dieron 126,383 alumnos de 345 escuelas de la Ciudad de México, quienes recolectaron más de 207.5 toneladas de materiales reciclables, como botellas de PET y latas de aluminio.
Fue una actividad apoyada por una asociación civil capitalina, con el propósito de promover la educación ambiental en los niños en escuelas de educación básica como jardines de niños, primarias y secundarias, aunque también participaron algunas preparatorias tanto públicas como privadas. Así, avanzando en pequeños pero constantes trechos, construiremos todos juntos una nueva actitud de responsabilidad para salvaguardar el medio ambiente.
Secretario general del Partido Verde Ecologista en la Ciudad de México