Las remesas constituyen el ingreso más alto después de los hidrocarburos, la industria automotriz y agropecuaria. Supera incluso al turismo, que es una de las industrias más rentables del país. Este martes, el Banco de México dio a conocer que en mayo pasado estos envíos de dinero provenientes de los migrantes mexicanos a sus familias, promedió 2,586 millones de dólares. ¡Tan sólo en ese mes!

Según la institución, se trata de un monto considerado como el más alto desde octubre de 2008 y se espera que aumente debido a la estabilidad de la economía estadounidense, que es el principal emisor de estas transacciones al promediar más del 80% de las remesas totales.

“Todos los indicadores de la economía estadounidense están registrando alzas, tanto el consumo como el desempleo, como el índice manufacturero. Todo parece estar tomando un mejor rumbo tras la incertidumbre de los primeros meses de mandato de Trump”, apunta Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base.

La situación es contrastante, pues por una parte las políticas antimigratorias de Donald Trump y el hostigamiento hacia México a través de su intención por construir un muro pagado con dinero mexicano, han buscado impedir que este flujo de capital llegue al país. Por otra, refleja que la mano de obra mexicana sigue siendo necesaria en la participación de la vida económica laboral de Estados Unidos.

Durante la presente década, México se ha ubicado en el cuarto lugar entre los principales países receptores de remesas en el mundo, sólo por debajo de India, China y Filipinas y por encima de Nigeria, Egipto y Pakistán.

En 2016, las remesas mexicanas promediaron 26,970 millones de dólares, lo que significó un 8.8% por encima del 2015. Dicha cifra superó el nivel alcanzado en el 2007, con lo que también el año pasado se estableció un nuevo récord en la llegada de divisas al país por este concepto.

Sólo para que lo sepan: los estados que mayormente reciben estos envíos de dinero son Michoacán, Estado de México y Oaxaca, estados considerados como los más pobres del país. Ante esto, Siller comentó que las remesas tienen un efecto redistributivo pues capitalizan a las zonas más precarias.