El presidente de Estados Unidos rompe el pacto mundial contra el cambio climático.

“Estamos trabajando de cerca con Corea del Sur y Japón en una serie de medidas diplomáticas, de seguridad y económicas para proteger a nuestros aliados y ciudadanos de esa amenaza llamada Corea del Norte”, declaró Donald Trump este viernes antes de volver a llamar a la comunidad internacional a actuar con mayor vehemencia contra el “brutal” régimen de Pyongyang. Aún así, el magnate no especificó si planea ampliar las sanciones al hermético país asiático.

Estados Unidos llama a otros poderes regionales a unirse a nosotros en la implementación de las sanciones (ya existentes) y en exigir que Corea del Norte elija un camino diferente y lo haga rápidamente”, proclamó el presidente norteamericano que insistió en que la era de “paciencia estratégica” con Corea del Norte se ha acabado, un mantra reiterado durante la campaña presidencial que suponía, además, un punzón a la gestión de Barack Obama.

Trump, que efectuó estas declaraciones después de su reunirse con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, profundizó en su alocución airada denunciando al “temerario y brutal régimen” norcoreano y subrayando que sus programas nucleares y balísticos “merecen una respuesta decidida“.

“Estados Unidos llama a otros poderes regionales a unirse a nosotros en la implementación de las sanciones (ya existentes) y en exigir que Corea del Norte elija un camino diferente y lo haga rápidamente”, subrayó Trump desde la Rosaleda de la Casa Blanca. Pyongyang, ha recalcado, “no tiene consideración por la seguridad de su pueblo y sus vecinos y no tiene respeto por la vida humana”.

La muerte de Otto Warmbier -un joven estadounidense que fue liberado este mes en estado comatoso tras 17 meses detenido en Corea del Norte y que falleció seis días después- es una “aberración”, enunció. “La era de paciencia estratégica con el régimen norcoreano ha fracasado, y francamente, esa paciencia se agotó”, apostilló Trump a este respecto para, a continuación, alertar que “nuestro objetivo es la paz, estabilidad y prosperidad para la región, pero Estados Unidos siempre se defenderá“, alertó. “Corea del Norte no debería en ningún momento subestimar el firme compromiso de Corea del Sur y de Estados Unidos con esto y (Pyongyang) debería volver a la mesa negociadora para la desnuclearización de la península coreana“.

Además, el presidente estadounidense destacó a los periodistas que cubrieron la reunión en el Despacho Oval que “estamos renegociando un acuerdo comercial ahora mismo con Corea del Sur, y confiamos en que sea igualitario. Será un acuerdo justo para ambas partes. Ha sido un acuerdo duro para Estados Unidos”. El pacto bilateral comercial entre ambos países fue criticado con dureza por Trump en campaña. Resultó un arma arrojadiza contra Obama.

“Haremos más para eliminar las barreras al acceso recíproco a nuestros mercados. Hemos hablado de los automóviles y el acero, y estoy alentado por las garantías que me ha dado el presidente Moon de que creará un ambiente de competencia justo”, declaró el magnate, para inquietud de los miembros del gobierno surcoreano y a líderes empresariales en Seúl, que no esperaban que este tema estuviera en la mesa. Lo cierto es que Trump denunció el acuerdo bilateral por entender que derivaba un déficit comercial a su país que “había aumentado en más de 11.000 millones de dólares”.

El secretario de Comercio de EE.UU., Wilbur Ross, precisó que el principal problema se debe al “comercio de automóviles“. Este sector sería la base del desequilibrio comercial tan atacado pr Trump antes de llegar a la Casa Blanca. El motivo, según relató el portavoz, es que en su gran mayoría se hace “en base a los estándares surcoreanos”. Y, por último, Ross expuso “buena parte de los productos de acero que vienen de Corea a Estados Unidos provienen de China y se venden por debajo de su precio de mercado”.